07 febrero 2010
Todos fumaban sin parar debajo del cartel de siempre, sí es es ese que dice: “Prohibido fumar en todo el local”.
Yo tenía que hablar de la recuperación ósea en la tercera fase de la etapa de la vida de cualquiera, cuando me vi envuelto en una gran comedia. Ponle una copa y una tarta a un jubilado y ya no le duele nada, pero si es jubilada, bastará con sacar algunos bomboncitos y una copita de “dulsito”. Era la presentación del Carnaval y ya nadie escucha a nadie. La indecencia y el paganismo que todos llevamos dentro, sale al exterior y el desenfreno corre alrededor de las mesas “petitorias” que están repletas de venenosos saladitos y otros deliciosos y malévolos tormentos de la carne.
¿Pero éste no estaba con Lidia? – Pregunto yo, ingenuamente, al poco de empezar, dirigiéndome al público “copetero” del entorno – Que va, me contesta la que mas sabe de esto de las relaciones malévolas, éste es un cara , baja de Agost todos los viernes y deja a su mujer en casa y esta es la otra - ¿como?, digo yo escandalizado, creía que eso ya no se estilaba – Venga Enrique, no te hagas el tonto, que tu de estas ya has visto unas cuantas, no me tomes el pelo - ¿el pelo?.
Ya ves, digo yo, ¿entonces aquí el sexo dominante de los viernes es el de los hombres separados, divorciados y asimilados? – No te engañes Enrique, la mayoría de los tíos que están aquí, están casados –¿Queeé? – Dios mío, hasta donde llegaremos con esta actitud. - Pues mira, esto va a morir con nosotros, los “nuevos” pasan de engañar a la pareja, pues no las tienen, ni las quieren, solo son “follamigos”. Cuando quieren se juntan y lo hacen, pero luego se van a dormir y a hacer vida cada uno a su casa, quiero decir a casa de su madre, claro. - ¿y eso de follamigos que es? – Pero Enrique, ¿Tu no ves la tele hijo? – Pues no mucho, solo el fútbol, el cine de la uno de los sábados y domingos, si puedo, y los telediarios de la tres y de la uno. - ¿Pero tú de que estás hecho?, que aburrido eres…..
Decidí cambiar de mesa y allí estaba Suso, mi barómetro de la economía - ¿has trabajado hoy?, le pregunto – Pues NO. Ese no, quiere decir, para mi, que la cosa está “chunga”, y mucho, pues ya son demasiados viernes en los que Suso me dice lo mismo. Tiene un negocio de distribución y es, por tanto, autónomo. - ¿Y de salud como estás?, le pregunto para animarlo – Mira enrique, me dijo el médico que no podía ponerme enfermo y me hice autónomo. ¿lo pillas? – Tras un rato de larga meditación y cuando ya estaba en otra mesa, “lo pillé” y me entró esa risa floja que me da siempre los viernes y que me duró un largo rato. ¿Llevas un cilicio sexual? – Pero …¿por qué me lo dices? – Pues mira Enrique, te veo siempre sonriendo y he pensado que ……
Miro a mi alrededor y me pregunto: ¿Y del asunto de la recuperación ósea y el efecto del CONDROSAN? – de eso ni puto caso, todos a los suyo. Yo creo que estos solo vienen a lo del final, la charla les importa “un oeuf”
Me duele todo, desde aquí, (señalando las cejas), hasta las uñas de los pies, pues se me clavan en “canne”, como si quisieran volverse “patrás”. Eso me lo dijo mi joven, rubia y guapísima amiga de la primera fila, una héroe de las noches de los viernes. Oye lo de joven ……., claro para mi una persona de cincuenta y pocos, es joven – Entonces, vale.
Pero eso sí, a mi joven amiga si le pude dar una larga disertación sobre el CONDROSAN y las ilusionantes expectativas que eso ha creado entre los amantes de La Loren, el Bogard y la Flores. Casi se me duerme, pero se pronto dió un salto, cuando aún estaba por la mitad, y me preguntó por mis tres nietos y para cuando el cuarto.
Pero cuando ya empezó lo bueno, es decir, cuando ya te ponen la música al nivel que se convierte en ruido, la cosa cambia, ya nada importa, ya puedo ser sordo sin que nadie lo sepa, todos me hablan a voces pero a todos les contesto como el perrito del cristal del coche de mi vecina.
Pero mas tarde, ya con mi Bacardi/Cola en la mano, mi amigo el del ruido, me regaló una de las mías, lo cual me permitió durante unos minutos regresar al mundo de mis sueños.
Lo peor fue, que la potencia sexual de mi vecina traspasa los gruesos muros de mi alcoba. Dios mío, qué noche, me refiero a la suya. Yo, y mi oportuna sordera, a los dos minutos estabamos zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz, pero a mi Santa le dio la noche.
enriquetarragófreixes
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