sábado, 3 de abril de 2010

Jaimín y su pata rota … solo para ti.


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03 abril 2010

Lo que pasa es que uno siempre ve las cosas malas que me pueden pasar. Así se despachaba conmigo, anoche, uno de los contertulios menos activo, en los lavabos del Palacio donde los viernes noche sacamos a relucir nuestra sabiduría y nuestras joyas.

Cuando un tío es triste, no lo puede evitar por mucho que le digas cosas en la dirección positiva que a cualquiera le haría efecto, pero hay gente , esa gente, de la que hablo, los tristes, con los que no hay nada que hacer, es como  si se hubieran muerto ya hace muchos años. Jaimín, que así se llama mi triste colaborador nocturno, estaba hecho una verdadera mierda, me refiero a que estaba moralmente hundido y no a que estaba con dos copas de mas. Resulta que su vida discurre por la mas ancha y larga de las soledades que a un ser humano le puede tocar vivir. No tiene hijos, enviudó hace 8 años y ahora con 68 no tiene ningún aliciente que le haga levantarse, cada día,  con ganas de hacer algo. Tampoco le quedan hermanos, ni sobrinos, que él sepa. Solo tiene su soledad, bueno, su soledad y la Sabi, que es esa colombiana que a todos nos alegra la vista y la imaginación con sus sabrosones pasos de baile al mas puro estilo “dance" tropycal”. No habla mucho la niña, y digo niña porque debe tener unos treinta y muchos, tan solo, pero verla bailar y escuchar es algo maravilloso. Tuve que tocarla, y fuerte, para asegurarme que no era,  ni hinchable, ni de goma.

“Tío, le dije a Jaimín, ¿pero como te vas a suicidar teniendo eso ahí, que parece que te va a comer hasta las orejas con ese acariñamiento que te regala?” – Nada de eso Enrique, nada de eso. Es que yo me acuerdo de mi Amparo y no lo puedo evitar. Además, ayer me hice unas pruebas y parece que tengo algo en el riñón. No sé, no tengo ganas de hacer nada.

Allí lo dejé, mientras volvía a mi sitio en la mesa, La Sabi que se lo comía a cariñitos y él  que parecía que se iba a poner a llorar de un momento a otro.

No seas así Enrique, me dice el Pérez, que es el responsable de la sala, Jaimín está muy jodido porque le falta la pata principal, le falta lo que perdió hace ocho años ya. Ojalá no te veas tú así. A mi estuvo a punto de pasarme lo mismo hace un año, pero mi mujer se recuperó tras la extracción de un tumor en el hígado y aún no las tengo todas. Ahora, cuando salgo de aquí, me voy a casa corriendo pensando que algún día esto puede acabarse.

Me  fui acercando a la mesa y al llegar cogí a mi niña y le estampé un enorme abrazo de esos que parece que no vienen a cuento, tanto se notó, que me puse a temblar y ella me dijo: ¿Pasa algo cariño?. No, contesté y seguí en el abrazo hasta que me harté.

Hoy ya es Sábado santo, estoy hecho un trapo, pero sigo acordándome de anoche … solo para ti.

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