domingo, 1 de agosto de 2010

¿De qué eras profesora?



1 de agosto 2010
    
Hoy he recibido la noticia de que me ha sido otorgado determinado estado de gracia que, sin duda y con suerte, es el penúltimo hito de la vida de una persona, mas o menos, normal. Qué cosas, siempre piensas que hay cosas que nunca van a llegar y … la vida pasa a una velocidad de vértigo pero no se si me doy cuenta, siempre, de ello.

Despachaba-e, hace un ratito, con un excompañero y él se cebaba en contarme el enorme odio que tenía sobre todo lo que constituía su pasado. A sus 58 se sentía un hombre joven y por ello despreciaba a cualquiera que, aún y con edad parecida a la suya, se le cruzase en su camino y se comportase como tal. Dos matrimonios frustrados y una dirección general en una compañía de tasación de inmuebles le habían llevado hasta allí. Ojalá lo hubiera tenido delante, pero no siendo así he preferido contarle-e una estúpida historia para sacarle de su pozo. Acaba de mandarme un mensaje-e con un simple “gracias cabronazo”, que me ha dejado completamente consciente de que ha entendido el mensaje.

Esta es la historia:
¿No os ha pasado alguna vez que miras a otra persona de tu misma edad y piensas que seguramente yo no puedo parecer tan viejo?
Bueno, leed esta historia :
Mi nombre es Alicia y estaba sentada en la sala de espera del dentista, era mi primera consulta con él. En la pared estaba colgado su diploma, con su nombre completo.
De repente, recordé a un muchacho alto, buen mozo, pelo negro, que tenía el mismo nombre, y que estaba en mi clase de Santa Mª del Bosque, como 30 años atrás. ¿Podría ser el mismo chico del cual yo estaba secretamente enamorada?
Después de verlo en el consultorio, rápidamente deseché esos pensamientos. Era un hombre calvo, su poco pelo estaba canoso, y su cara estaba llena de arrugas, y parecía muy viejo como para haber sido mi compañero de clase.
Después de examinarme mis dientes, le pregunté si se había graduado en Santa Mª del Bosque.
Sí, Sí, sonrió con orgullo.
Le pregunté: ¿cuándo te graduaste?
Me contestó, en 1980. ¿Por qué me lo preguntas?
Y yo le dije:  tú estabas en mi clase.
El me miró detenidamente ...
Y ENTONCES, ESE FEO, CALVO, ARRUGADO, GORDO, CANOSO, DECRÉPITO, HIJO DE PUTA, ME PREGUNTÓ:
¿ DE QUÉ ERAS PROFESORA?