24 septiembre 2010
Lucio, el gran restaurador, dijo, cuando estuvo aquí, que no conocía ningún vino alicantino, pero tiene su merecida calle.
Pero Alfredo Ros, nuestro Alfredo, ¿No la merece, también? El fue el Gran restaurador del Alicante de los 70-80-90 y 2000 hasta que un día de septiembre de 2005 nos dejó para siempre. Su Alicante y su Hércules lo fueron todo, muchas veces por encima de su familia, amor. dedicación y dinero fue lo que les dio a esos dos grandes amores. Hace unos años, cuando nos dejó, pedí, sin éxito todavía, que su nombre constase en la silla del Rico Pérez que él ocupó siempre, pero ahora y después de ver la fiesta que anoche se organizó en su memoria con el 25 aniversario de la inauguración del Restaurante Ros, en el Bajo del Palacio del Congresos de Alicante, me he dado cuenta que Alfredo es mucho más. Miles de reconocidos amigos están con él y con el recuerdo de lo que hizo por Alicante, su Alicante.
Él también merece su calle. Se lo pediré a Sonia.
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