Nada más lejos de la realidad el que yo ande, aparentemente, mofándome de todos aquellos que hoy se dan el día de dolor y alegría recordando a los que ya no están. Pediré disculpas y daré mil besos a todos aquellos que haya ofendido, si eso ha sido posible.
Mi coña, si se puede llamar así, y a eso se han referido mis sátiras de los últimos días, lo ha sido porque pienso que mientras a mi me entra pánico, y algún “sarpullido” de pensar que tengo que ir a un cementerio, me maravilla que a otros les de por hacer allí un fiestón familiar de gran arraigo, donde todos se visten para la ocasión con sus mejores galas, llevándose, además, sus mejores sentimientos a la misma. “Es un punto de reencuentro familiar, Enrique, no es ninguna orgía, ni ninguna fiesta, es la forma de acostumbrase a la muerte, minimizar su efecto y honrar a nuestros muertos”.
No olvidaré nunca que tradición y costumbres es la parte mas importante de la cultura de un pueblo, por eso mil disculpas a todos y andar a celebrarlo cuanto antes, yo, seguiré con mis miedos y mis costumbres que son otras, claro.
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