lunes, 1 de noviembre de 2010

No decaigas, alguien te observa y te quiere



1 noviembre 2010

“No se si es bueno leer que cada día se detiene a tres conductores en la Provincia de Alicante por ir ebrios o drogados, (aquí la noticia),  tendremos que saberlo, claro está, pero no sé si es necesario tanto escándalo cuando resulta que también es preocupante que los ratios de maltratos entre parejas aumenta de modo bastante ostensible, (aquí la noticia).  Pero si pasamos la página encontramos a la otra parte de la sociedad, la que nos gobierna y administra nuestros bienes  y lees, casi cada día, que se dedica a todo menos a eso, valorándolo en el sentido noble de la dedicación y ves que amañan asuntos públicos para favorecer sus bolsillos, (aquí la noticia), entonces es cuando no quiero que ni mi mujer ni mis hijos lean el periódico, Enrique.”

Esta reflexión, más o menos así, me la ponía esta mañana encima de mi mesa virtual una de mis queridas fuentes, Perote, uno de mis amigos ahora algo lejanos.

Perote, que es un gran profesional y amante de las virtudes humanas, (practicando con el ejemplo,) es un chico joven, unos 40, trabaja de sol a sol en un propio y pequeño negocio de reformas y construcción a nivel local, muy local, y su principal problema, hoy, es cobrarle a sus clientes, siendo, entre los más importantes, los Ayuntamientos, los cuales no le pagan ni haciendo plegarias en la Benidormense Iglesia de su Parroquia en Buen Pastor, que es donde él tiene costumbre de hacerlo, lo cual hace cada vez mas a menudo, pero sin éxito alguno.

Perote es un chico poco vulgar, donante de sangre, de órganos, es arquitecto y ni siquiera el boom del 95/05 le apartó de su empeño empresarial por lo que nunca se dedicó a la arquitectura como ejerciente. Pero a mi amigo Perote lo que mas le molesta no es que la economía vaya mal o que las cosas no salgan siempre bien,  qué también, lo que mas le preocupa es no ser capaz de arreglar el mundo que le rodea para que puedan irse recuperando todos esos valores perdidos y que tanto se empeñó su padre en transmitírselos, y eso, precisamente eso, le molesta y mucho. No sabe como hacerlo, pero sé que lo intenta y sé que seguirá haciéndolo. Quizás por eso seamos tan amigos.

No caigamos en la torpeza de bajar los brazos y le demos la razón a aquél gran “patriota” que dijo: “Hijo, hagas lo que hagas y cuando lo hagas, el mundo no cambiará”. Con esa mentalidad Gandhi, por ejemplo, no hubiera existido.

Feliz semana a todo el mundo incluso a vosotros, a los que estáis de puente.

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