miércoles, 10 de noviembre de 2010

Copular a lo bestia: ¿Como quién?



Pintura de Fabián Pérez

10 noviembre 2010


Cuando ya tienes mas de 60, que es mas de 50, incluso, notas que ciertos hábitos se quedan mermados por falta de agenda o de fuerzas, una de las dos, y cada uno esgrime la que mejor le parece para su imagen corporativa personal o algo así. El caso es que el denominado “muñeco”, que solo es el representante de la masculinidad mal entendida, empieza a dar muestras de cansancio y/o de desgaste. Vas a mingitar, (mear), y ves que desde la última operación de próstata, lo haces como si en la punta tuvieras un aspersor con el consiguiente problema vecinal que organizas si lo haces en un “mural” público y/o sobre los zapatos si lo haces en la clásica esquina, cuando ya no puedes más.

“¿Enrique, como cuentas esto sin reparo alguno?”, me dicen muchos amigos o amiguetes, “¿Tú cuantos echas a la semana?”, esa siempre es la siguiente pregunta y la respuesta es siempre la misma que no es otra cosa que la clásica mentira piadosa que le dedicas a tu ego y al del que te lo pregunta porque siempre “él echa más, muchos más”. Pero, claro, ante individuos así, la contra respuesta es inmediata; “Sí, lo que yo digo es al día”, y lo haces “pajorobar”, para nada más, porque nada mas lejos de mi intención hacer machadas estúpidas sobre el asunto, que es, casi siempre, de lo que se trata. La verdad es muy lejana y es otra, claramente.

Enseñar la lengua cuando te preguntan como tienes el miembro o cruzar la calle cuando ves que un amigo, proveedor o algo así, de toda la vida, cambia de acera para no saludarte pero que yo la cruzo también y le dices “holaquetal”, “que mal te veo, pero estás mejor de lo que me pensaba, creía que habías muerto” y cosas así, sin dolor pero con mucha mala leche. Hay gente que lo hace, yo no, o eso creo, aunque no me acuerdo muy bien de ello, pero si lo hago no debiera hacerlo. La semana pasada leí un articulo que puse en el frigorífico y que ahora voy a sacar a la luz, será mi nueva cantinela para los groseros y sesudos machos cabríos de la especie hispana, sin igual: “¿Qué cuanto lo hago?, pues yo como un grillo” y eso si es jorobarle la vida porque se va a quedar con las ganas de saberlo y así, al menos, conseguiremos que dejen el Marca, un ratito, para buscarlo.


La Vida

Jueves, 04 de noviembre de 2010. Actualizado a las 20:47h | Málaga: 22º/16º el tiempo en Málaga
ADN.es  Agencias  Google

Un grillo es capaz de copular cada 18 segundos

El 'Anonconotus alpinus', típico de las regiones alpinas, captura con sus patas a una hembra que pase cerca y fornica con ella 

ADN.es
La vida sexual de animales e insectos a veces nos sorprende con datos curiosos. Al ya típico (y envidiado) caso del orgasmo de los cerdos, que dura 30 minutos, ahora se ha conocido un nuevo 'héroe'.
El 'Anonconotus alpinus', un grillo típico de las regiones alpinas, es capaz de copular cada 18 segundos. Según una investigación de lasuniversidades suizas de Derby y Ginebrarecogida por la web de Muy Interesante, el macho de esta especie captura con sus patas a una hembra que pase cerca y copula con ella. Sólo 18 segundos después, el grillo ya está listo para otra aventura sexual.
Este hallazgo ha despertado interés entre los biólogos, ya que, a diferencia del grillo común, que utiliza el cortejo, el alpino va directo al 'grano'.

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2 comentarios:

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