lunes, 15 de noviembre de 2010

No puedo ir al golf ni pagar la hipoteca de mi casa



15 noviembre 2010

Leer que los campos de golf empiezan a ser un negocio ruinoso y un mal heredado del boom inmobiliario del que costará resarcirnos, es algo que me preocupa, pero tengo la impresión de que ese mal me pasa a un millón de km de distancia de la casa de mis problemas diarios…

Pero leer que “Cada semana ochocientos propietarios pierden sus casas al no poder pagar la hipoteca”, es algo tan tremendo que Sí me preocupa, por mucho que intente convencerme de que yo ya tengo la hipoteca pagada hace ya muchas décadas y que no me afecta.

En los mercados solo hay viejos, amas de casa de la edad de La Campos, jubilados y no tanto. “Mi niño está deprimido y se levanta tarde, yo vengo temprano para comprar lo mejor para ellos”. Una generación de mártires luchadores que lo dan todo, pensaba yo. “Lástima que no hayan sabido germinar sus creencias, abuelo” – “¿Qué?” – Nada, nada, abuelo, cosas mías.

Esta es nuestra sociedad, la que tanto nos hemos esmerado en crear, unos están preocupados porque el golf está en crisis y a otros les preocupa el desahucio del hogar previo al “concursazo” familiar. A unos les cabrea ir a trabajar porque no hay estímulos, su jefe es un inútil y una mala persona y otros llevan tres años buscando empleo o trabajando de camareros clandestinos en discotecas de alterne y placer los fines de semana. “Como ha sido siempre, cariño” – Quizás, ¿a lo peor es que yo ocupo el lugar de aquél, ahora? – “Sin duda, cariño, cada vez te pareces más a él”.

A mi me sigue preocupando la matriz, la ciencia del saber, la que me permite seguir, aunque a mi “otro yo” yo ya no lo entienda muy bien, para poder seguir en la dirección correcta, sin emporrarme y sin peajes. Ni el mal ni la crisis podrán con quien atisbe en las entrañas de su imaginación y de sus ilusiones, que después del túnel siempre está la luz.

Me voy a por mi segundo café y a la tertulia de los lunes al sol, que hoy es casi así, de luminoso y de triste, pero es solo de momento. A lo mejor me hablan de fútbol y nos reímos.


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2 comentarios:

  1. Los campos de golf eran uno de los símbolos de nuestro nivel de riqueza y desarrollo, daban placer a los jugadores, pero también creaban multitud de puestos de trabajo alrededor: Gerentes, jardineros, cocineros, camareros, paisajistas, hosteleros, todo lo relacionado con el turismo y su industria auxiliar, etc.

    La ruina de los clubs de golf supone la de muchas personas que se movían a su alrededor y se beneficiaban de su pujanza. Ahora todos ellos lo pasan mal y no pueden pagar su hipoteca. No es una buena notica que nuestros clubs de golf desaparezcan, es un síntoma más que nos señala por el mal camino que vamos.

    Otro abrazo, Fernando

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  2. Algunos ya imaginabamos que ese no era el camino,,,,,,ahora tocar apechugar, como siempre.

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