lunes, 27 de diciembre de 2010

Las penas, a veces, no vienen solas




27 diciembre 2010
A veces te apenas porque crees que se alejan de ti, sin saber por qué, algunas personas que has tenido entre tus amigos y muy cerca, aunque haya sido solo de tipo temporal y profesional pero suficientemente largas en el tiempo, lo suficiente como para que haya germinado algún tipo de sentimiento, incluso algo mayor que la de la simple amistad y no estoy hablando ni de sexo ni de esclavos del amor, estoy hablando de un sentimiento muy personal que, a veces, surge entre dos o mas personas al margen de su relación, condición, cargo y sexo. 
Ese es el sentimiento que nace de las entrañas de eso que algunos aún llamamos fidelidad, afinidad y belleza. Si unes las tres cosas resulta, al parecer,  algo terriblemente incomprensible para una especie humana a la le que le cuesta hacer algo tan propio como es la de apreciar la satisfacción de la convivencia. Unos peldaños mas arriba está el amor que es eso tan aburrido, cuando es mal interpretado, que solo crea incomprensión, odio y egoísmos impropios de ese estado anterior al que vive una pareja cuando deciden mandar su relación a las tinieblas de la nada. Pero al menos el amor roto provoca esas visceralidades, ha existido ferozmente y luego se ha pasado a un estado de signo contrario que mata a sus actores. Eso que es el peldaño siguiente a la amistad y que aún no he sabido ponerle nombre, tiene un efecto mucho mas cáustico cuando se rompe o se acaba pues, al parecer, lo que se hace es pasarlo a un frío lugar como es el del olvido y el del desprecio a su existencia, es decir, se acaba ignorando. ¿Como es posible que ese o ésa, con los que un día compartiste logros, esfuerzos y tabernáculos ahora ni siquiera formes  parte de sus agendas? – Es esa la principal manifestación de la estupidez humana.
Así ha sido, mas o menos, el contenido de la tremenda disertación que me ha entregado con su verbo, esta mañana, un buen amigo, ingeniero de caminos de los de antes, al que he encontrado frente a una de las estanterías del Carrefour de San Juan. “Enrique, no lo entiendo, no me felicitan ni La Navidad aunque yo sí lo hago, la semana pasada murió mi mujer, tras una larga enfermedad y en el entierro éramos catorce personas”. Mi amigo había sido un gran Jefe de Grupo de Obras de una importante Constructora, allá por los 80, se jubiló en el 98 y ahora vive solo con su soledad y con sus recuerdos. Fue un gran hombre y un gran jefe. Favoreció, siempre, a los suyos, tanto que hasta le costó un traslado hacerlo con tanto énfasis, en el 85. Luego le olvidaron todos, tuvo que viajar y viajar y nunca nadie le ayudó. Tuvo que salirse de Valencia, donde tenía su domicilio para no sentir la humillación de sentirse solo a pesar de tener tan cerca a todos cuantos favoreció durante su larga vida profesional. Dos copas, dos cafés y una larga charla, contándole algunas de mis cosas parece que han hecho reflotar sus ansias de vida por hoy, pero ¿y mañana?

La charla de esta mañana me ha hecho pensar ¿Cuantos y cuantos amigos tenemos por ahí en esa misma condición? – De nada servirá que os diga que en mi agenda Outlook tengo 2551 fichas de contactos que yo creo, o quiero creer, que están vivos, que de vez en cuando me encantaría saber como están, pues con algunos de ellos tuve una gran y profunda relación, y hasta lo hago, es decir, les mando un correo-e , con cualquier excusa, para ver su contestación. El resultado es, casi siempre, desolador, ves que han abierto el correo-e que les he enviado pero no contestan. ¿Es necesariamente correcto, creer que no quieren saber nada de ti o que algún día les hiciste alguna mala jugada y por eso no te contestan? – Bien, sea lo que sea, la razón se quedará en el fondo del saco de las cosas que nunca llegaré a saber, pero decírselo a mi amigo ha resultado fructuoso para él: “¿qué a ti no te contesta éste o aquél, Enrique? no lo entiendo”. Parecía que el saberse metido en el mismo problema que pudieran tener otros le consolaba, pero al final lo que mas le ha animado es saber eso que siempre me cuenta Maribel: “Enrique, no debes preocuparte por aquellos que ahora no se te acercan, solo estaban cerca por su interés y les duró mientras tu les podías dar algo, la suerte que tienes ahora es que ya no están contigo, ni los vas a ver más, ahora sabes donde están tus amigos, antes puede que NO”.

Y mi amigo, en un alarde de genialidad, me ha despedido con un: “Las penas, a veces, no vienen solas” que no he llegado a comprender si lo contaba por él, por mí o por los dos, ¿Qué cosas, verdad?, seguiré investigando cuales son las razones de la existencia de la terrible y conocida estupidez humana, pero eso ya será a partir de mañana, ahora voy a intentar leer mi libro de hoy.

PD: Mi canción de hoy




 


5 comentarios:

  1. Esos sentimientos no me son ajenos. Seguro que a tu amigo, la vida le ha enseñado más de una vez esa cara amarga de los que sólo se acuerdan de uno cuando pueden sacar algo.
    Y una vez lo tienen, se olvidan de quien les ayudó a conseguirlo.
    Creo que esto va con el pack cuando alguien es responsable de un equipo. Y va con la naturaleza humana y los interes particulares.
    De todas formas me gustaría creer que en esta vida tan estresante y agetreada que llevamos, si alguien no se acuerda y no llama, no es porque no acordarse, sino porque no tiene tiempo, y seguro que si los caminos se vuelven a encontrar una sonrisa aparecerá en su cara.

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  2. Aunque no lo queremos manifestar, las personas de un modo u otro deseamos ser queridas o dicho de otro modo, ser tenidas en cuenta.
    El curso de la vida hace que no se note demasiado, pero al final todo"sale" a la luz y aparece lo que realmente somos.
    En cuanto al interés, conveniencia o egoismo humano que decir, es parte del "juego". Hay quien tiene cierta gracia para hacerlo, pero hay otros que se les ve demasiado el "plumero". Que cierto aquello de que en la vida nos eligen, no elegimos.
    Un saludo y felicidades por tu post.

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  3. Gracias, Angel y gracias argy. Ver la cara que ofrece cierta parte de la sociedad a estas alturas de mi vida, es, con toda seguridad, una muestra irrefutable de la existencia de ciertas vehemencias propias de los tipos de avanzada edad, lo cual se produce en mi a pesar de mi juventud manifiesta.

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  4. querido enrique:

    me entristece escuchar eso de tu boca, sabiendo todo lo que se a estas alturas de mi vida. da pena saber que cuando sales de una empresa aquellos que decian ser tus amigos y que te apreciaban e incluso no entendían ciertas criticas de otras personas a tu propio estilo de ser son en realidad peores que aquellos que se veia claramente lo que sentian, aunque por las circunstancias profesionales era más facil criticar por la espalda. no solo va en responsable de un equipo como dice angel, creo que va en la naturaleza humana el ser hipocritas y falsas a rabiar. a mi me ha costado superar la falsa hipocresia, el llamar y que no te contesten, los comentarios que han dicho de ti y las falsas sonrisas. y sabes que he aprendido? que no vale la pena. aquel que te aprecia tal y como eres siempre estará ahí, con tus virtudes y tus defectos. un saludo. silvia c. p.

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  5. Así es Silvia. La vida nos enseña muchas cosas pero habrá que hacerle caso a Angel y a Argy y a ti también con eso de aquel que te aprecia tal y como eres siempre estará ahí, con tus virtudes y tus defectos.
    Gracias Silvia

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