Política educativa, formativa y profesional

22 febrero 2011

Cuanto me gustaría creerme que lo de marcharse a Alemania, a hacer de Ingeniero de Caminos porque aquí no hay trabajo ni siquiera para los familiares de los sindicalistas, ni los de los políticos, sea una buena solución. Nosotros hemos “pagado” su educación y ahora otros se encargan de recoger los frutos. Hemos hecho algo mal y nadie sabe muy bien qué, pero el que no quiera verlo es que no le debe interesar hacerlo. Nuestra democracia es joven, y nuestros gobernantes se han dedicado a lo suyo mas que a lo nuestro y no hablo solo de su bolsillo, hay argumentos peores como el ego, la vanidad o la erótica del poder que ha hecho que esa casta de servidores de lo público hayan hecho una mala política educacional y profesional con nuestros jóvenes del ayer y del hoy. No hay interés en los jóvenes por emplearse, y ser mileurista es solo una dura y estúpida forma de conseguir el dinero mínimamente necesario para gastarlo en aquello que les hace ser felices, llámese trapos, copas, colgantes, cirugías reparadoras o tabletas de lo que sea.

Lo de estar delgado ya no es una cuestión de salud como nos hacían creer los médicos de nuestra juventud, ahora es pura vanidad. Las chicas van al Spa con tacón de aguja y los tíos se echan mas crema y aceite “pal body” de lo que lo hacía mi hermana en sus tiempos. Ellos buscan un buen músculo y ellas unas buenas tetas, como dice mi médico mas radical. Pero no todos son así, ni mucho menos, Pepe, mi amigo el aparejador del Cabo de Las Huertas, se fue a Arabia Saudí a buscarse el sustento y allí anda, pero ahora Miguel, el hijo de uno de mis cafetulianos, se va para Alemania, a Essen, a desarrollar su profesión de Ingeniero de Caminos y con solo ver la pena que le queda, tanto al padre como, especialmente, a la madre, es para emocionarse. Dice Armén, que es un cura renegado y que ahora vive felizmente casado con una chica italiana que conoció en Ibiza en los 90, que eso que les pasa a los padres de Miguel, será el castigo divino que recibe esta generación por haber consentido que las cosas se hicieran tan mal. ¿?

Lástima que no fuéramos capaces de gestionar nuestro futuro hace veinte años y a lo peor, aunque no queramos reconocerlo, todos tengamos, un poco, la culpa de lo que ahora les pasa a esos jóvenes errantes, y lo será por no prestarle atención a nuestros valores mas necesarios a la hora de hablar de futuro y de crecimiento, hablo de las efp, (educación-formación-profesión).  Era eso lo que debíamos haber hecho en lugar de darle rienda suelta  a la especulación y al dinero fácil. No obstante, no sirve de nada lamentarse, vamos a tener que hacer lo que antes no hicimos, unos más y otros menos y lo primero será no dejar de ir a por cualquier logro, a trabajar con ilusión y a las colas del empleo donde lo haya, por favor, convencerles a todos de que lo hagan y no hablo solo de ir a a votar, que también.

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