jueves, 31 de marzo de 2011

Barriendo penas

 31 marzo 2011


De esos jóvenes blogueros que voy siguiendo cada día, o cada vez que escriben algo en su blog, veo en sus escritos que sus textos se adaptan, cada vez más, a mis sensaciones mas tempranas, quiero decir que me vuelven a la orilla del olvido donde, a mis diecinueve, americé la barca de la razón perdida porque se trataba de “trabajar para comer, para casarte o para hacerte todo un hombre, Enric”, como le oí siempre decir a mi Santa Madre desde que nací. Nada de lo que arrepentirse, claro, pero nada de lo que olvidarse.

Hoy uno de ellos, que está en un estado que parece no tocar el suelo cuando escribe ha juntado en sui bloguería de hoy estas letras, con un sentido tremendamente precoz y subliminal:

 

jueves 31 de marzo de 2011

El barrendero, el mirón y mi amigo Juan.
Juan recorría las calles en busca de trabajo, presentando  curriculums  a diestro y siniestro, con la prisa que tiene alguien  que espera una respuesta  inmediata, comercio tras comercio calle tras calle hasta llegar a un pequeño parque, donde se sentó a descansar un rato.
Su mente pensaba en todo lo que le quedaba por recorrer ese día y mientras sus ojos repasaban el parque y la gente que por allí paseaba.
Sus ojos hicieron un  alto en un barrendero que limpiaba las hojas con gran lentitud y un par de metros más atrás un hombre que le observaba  con interés. Durante un buen rato los analizó, los dos parecían estar en una película a cámara lenta por sus movimientos.
Las preguntas que se hacia Juan sobre ambos cada vez eran mayores, el barrendero parecía recoger siempre lo mismo y el hombre que miraba parecía un guardaespaldas atento a todo.
Finalmente el barrendero acabo de poner las hojas en un capazo negro y se retiró tranquilamente, paseando entre dos calles.
Juan no pudo más y se fue a hablar con aquel hombre que permanecía de pie. Al entablar conversación, Juan fue muy directo y le preguntó sobre aquello que había visto durante un buen rato. El hombre respondió:
“Me he dedicado diariamente a ver  limpiar el jardín  y cada vez que veía barrer  las hojas, pensaba que estaban también barriendo mis penas y  ordenaba mi vida al tiempo que le veía recoger hojas”.
Hoy en día Juan, todavía rememora esa anécdota cuando tiene que afrontar cualquier problema.

..

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Este blog comparte contenidos con otro de mis blogs a modo de copia de seguridad, el uno del otro, hasta el 24 de febrero de 2023

https://enriquetarragofreixes.wordpress.com/