sábado, 9 de abril de 2011

Noches blancas no ofenden en Benimousine



09 abril 2011


La noche prometía, Tino, el aún Alcalde de Benimousine no soltaba prenda aunque ya sabía lo de Papa Ripoll. Estaba desesperado: “No, Enrique, les he dicho que NO, yo ya no quiero seguir, ahora me quieren colocar en Valencia y yo ya no sé como decírselo, yo quiero dedicarme a mis amigos y a los míos”.  Isabel, la hermana de Tino me dio la alegría de la noche; “Isabel, ¿quien está mas delgado, Fran o yo? – y ella dijo; “Túuu” – Es un encanto de niña, como todo el equipo. El Ángel de la Noche, que ayer estaba especialmente bella y resultona tenía una noche brillante, como siempre, pero ayer mucho más. Carmen, Marmorena, Pedro, Marina y hasta Suso, todos, absolutamente todos, estaban brillantes, contentos, seguramente la profesión va por dentro pero ahí, en la nuit, todos somos de hierro, inmortales, somos los chicos que apoyamos al equipo de Gobierno de Benimousine, gente honrada, gente diez, de esos que cuesta encontrar. El más pragmático, como siempre, fue Suso. Su capacidad narrativa y su sensatez le harían merecedor de cualquier mejor empresa política que la que desempeña en Benimousine. Pero no hay peligro, todos son dimisionarios y a mi tampoco me picará la erótica de las urnas.

Los lavabos, ay los lavabos, ahí es la tortura de los reencuentros. Lo peor cuando sale uno del mural, abrochándose la ventana varonil y te tiende la mano a la vez que te exclama: ¡Hola tío, cuanto tiempo! – Luego viene, con las copas, lo de despellejar al conferenciante y  a la novia de Pepito, que está casado, como todos, dice Laurín, lo cual no tendría mayor importancia si no fuera como dice Marmorena, que lo está, lo de casado, pero con otra. Noches blancas no ofenden y en eso estamos, la noche es golfa, pero lo que nunca atino a comprender es por qué lo es tanto. “Has visto que guapa está Carmen”, pues si, y todas …

Así, con ese planteamiento, seguimos la tertulia con el fragor y rigor propio de los sitios donde hay que hacerlo con frases cortas para que no te atropellen el verbo, son/somos muchos y hay que ser rápido y muy agudo para que no te metan baza y te quedes con la disertación en la boca. Es la noche de los viernes la noche del Glamour, las de los besos a puñados, frotes cariñosos y expresiones de “holaquetal” y “malegro” a la vez que das dos besos a unas y apretones de manos a otros, da igual lo que digas, es la noche del “todovabien”. A un “holaquetal” puedes responder con un “tengo un pericardio intestinal irreversible y me dan dos meses”, da igual, la respuesta siempre será la misma, “que bien os veo, vale, me alegro, pasadlo bien” – Es la noche de los viernes, de mis viernes, es la noche del optimismo, la noche sin problemas, nadie los ve, ni nadie los quiere. Buena charla, mis Bacardí-Cola y mis achuchones, ah, y mi música, qué música, no siempre acierta el del ruido, eso es verdad, pero ayer me puso al menos una que …




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