Tenemos un Hospital General-Central todos los Valencianos que no nos lo merecemos. Yo aún no he estado en él, me toca este mes la revisión semestral y ya estoy como un flan. Allí siempre me tratan como si estuviera enfermo y no es una coña más, es una realidad. Parece que en la SS cuando cruzas el umbral del “cuentismo”, es decir, lo que ellos, los sanitarios públicos, califican como de exceso de auto celo al referirse a las enormes ganas de la clientela por ser atendida de inmediato sin tener gran cosa o nada, entonces eres el Puro Amo. Si cruzas esa línea y te conviertes en un enfermo, entonces es como si hubieras llegado al cielo. Vamos, que cuando llego al Hospital, tanto en La Fe como en nuestro HSJ, ya no quiero salir. Hasta café me dan, que ya es decir, bueno, me lo dan por 40 céntimos o algo así, pero me tratan como lo que se espera. Algunos no te dan besos, precisamente, simplemente te atienden, te tratan, te meten en el quirófano, si hace falta, y hasta te ponen a un voluntario de esos que da alegría saber que existen y te intenta consolar de tus males en prueba de que en la Humanidad todavía, y a veces, aún se puede creer.
Pero no todo van a ser flores en esta bloguería. Pasa que desde 2007 que me hicieron la primera extracción, aún hoy estoy luchando por conseguir el resultado de la necesaria prueba genética que mi mal pueda determinar para bien de mis generaciones futuras. No hay forma. Al principio, y permítaseme la broma, me dijeron que el asunto competía con los trajes de Camps, es decir, había un problema de economía, o algo así, cosa que nunca pudieron determinar ni los mismos médicos y todo, siempre, ante su desesperación, la de los galenos que me atienden. Pero pasa el tiempo y el año pasado decido lanzar una queja en el SAIP que fue atendida en menos de un mes, me refiero a que fue leída y contestada con nuevas promesas de cumplimiento inmediato. Finalmente y con gran mimo, como siempre, me hacen una nueva extracción en Diciembre pasado. “Nada en tres meses ya está aquí el informe” , me dijeron – Pues de eso, nada de nada, no saben que pasa, llamarán de urgencia y todo eso que ese abnegado personal sanitario, que tan bien me atiende, intenta hacer desde hace ya casi seis años conmigo. “No hay prueba genética, no sabemos que pasa, lo siento, lo reclamaremos de nuevo ……” – Toso un sin fin de desvelos para nada.
Grandes Obras, magníficos hospitales y toda esa masa de Clase Sanitaria que cada día se ve mas frustrada por esa mala gestión administrativa que los convierte en carne de cañón para pacientes. Pero yo no desespero, la prueba ya no llegará a tiempo para restarle posibilidades de transmisión genética a mis nietos, (el cuarto está a punto de aterrizar), pero quizás llegue a tiempo para mis biznietos y a lo mejor hasta descubren que mi DFEH es solo una broma de mal gusto.
Sed buenos, trabajad mucho y gastad poco, yo me voy a por mi día, uno más, pero diferente, hoy será el mejor de mi vida.
No desesperes Enric, sigue aspirando a lo imposible, yo soy de los tuyos,,,,por cierto tendremos que agradecer a tu hijo que nos suba la media nacional de natalidad.
ResponderEliminarAhhhhh! un regalo por el dia de Santa Faz. ¿Que te parece lo que contesta a la pregunta nº2?
ResponderEliminarhttp://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2011/05/4765/index.html
Gracias, argy, mi hijo está un poco loquito, ya se, pero es como tu dices, es en enhorabuena.
ResponderEliminarLo de Ripoll ha sido muy fuerte, menudo susto me has dado.