27 junio 2011
Nada mas reconfortante que comenzar el primer lunes de este verano con una saludable marcha matinal por mi querida Playa de San Juan, allí donde tengo la oficina desde el verano de 2006. Dos horitas de viaje por ese paisaje enderezan la moral a cualquier ser humano por muy molesto que esté alguien consigo mismo o con su cuerpo. No puedes ir sin afeitar ni con cualquier pelaje, allí siempre están todos aquellos que ya hace años dijeron adiós al mundo laboral y que ahora se cuelgan al cuello de cualquiera que los reconoce para contarle que la grandeza de España ya murió, que el ZP es un desastre, (por decirlo sin crear conflictos), o que las normas no sirven para nada pues a ellos casi les atropella una bicicleta que iba a toda leche por el paseo peatonal. “No respetan nada, Enrique”, ese parece el grito de mis queridos compañeros del madrugador festín peatonal.
El olor a fritanga, desgraciadamente para mi, ha desaparecido, los camiones de la limpieza y de la conservación de los jardines se montan en las aceras y las destrozan, las casetas de WC públicas sueltan vapores nauseabundos por falta de sellado de sus desagües, pero los nuevos chiringuitos son una delicia para la vista por su diseño y trasparencia, las nuevas fachadas de los locales de restauración del primer tramo, el mas cercano a Alicante, se está haciendo con gusto y ver las mesas puestas, en medio del paseo, con sus manteles blancos jugando con el color del resto del traperío ornamental de las mismas, a las 9 de la mañana, es algo que me hace suspirar.
Las zonas de juegos para adultos y para niños están perfectas, la vista de los Parasoles y hamacas, frente a la orilla, haciendo una línea paralela a la LH* componen un paisaje embaucador y absorbente que no deja que te escapes de ella. Me gustaría saber pintar para poderlo reflejar en toda su inmensidad. Seguramente por eso, por no saber pintar, hago tantas fotografías, es como un irresistible deseo de inmortalizar todo aquello que veo y con ello crear en mi esa paramnesia que tanto me gusta vivir y que me aflora con cada vez mayor y asidua generosidad.
Ah, pssssssssssssssssss, ahora que no nos oye nadie, ¿por qué no dejas todo y te vas a dar un paseo de treinta minutos por cualquier lugar que te guste?, hazlo, te sentirás mejor, ya verás y luego rendirás el doble, no lo dudes. Solo tienes que decir eso que nadie se atreve a contestarte: “Salgo un ratito” o un “vuelvo enseguida”. No se te olvide olvidarte el móvil encima de la mesa, yo no se lo diré a nadie, da mucha salud, te lo puedo asegurar por experiencia propia.
Mi paseo de hoy:
*: Línea del Horizonte (LH) se le denomina a una línea recta horizontal que siempre estará situada a la altura de nuestros ojos. De hecho, representa la ubicación del espectador (o dibujante) respecto de lo observado. También representa la separación del la tierra y el cielo y la zona de mayor lejanía que nuestra vista puede abarcar
Por la zona del cabo también está genial para pasear, la verdad es que la playa tiene algo especial.
ResponderEliminarEs cierto, Pablo, el problema es que yo necesito pavimentos planos y sin resaltes, pero es cierto, la zona del Cabo, la de nudistas, especialmente, es uno de mis favoritos. Allí ya hemos dejado algún alma para el recuerdo y me toca ir cada año. Una delicia de lugar.
ResponderEliminarQuizás desde la zona de la albufera hacia el club de regatas también podría estar bien, con su correspondiente almuerzo claro. Por cierto el otro día fui y lo llevan los de Casa Ros que sé que te gusta ese sitio. :)
ResponderEliminarEse es uno de mis paseo, Pablo. Desde la Avda de Las naciones hasta Punta Alfin, ida y vuelta dos horas, unos 3 km, ese es mi ritmo infernal y me lo paso muy bien. Claro que paro mucho a ver el paisaje y a hacer fotos. Los del Ros, son como de mi familia. La ida, de mi carrera matinal, la hago por abajo, por Puertoamor y por el club de Regatas, veo si está Alfonso Buendía y me tomo un café con él, en otro caso sigo hasta Punta Alfin, donde me paro a colgar las piernas en el entarimado que hay en la misma punta, y la Playa de la Albufereta. La vuelta la hago por La Condomina, parada obligada en La Iglesia, que no siempre está y abierta y así hasta cumplir el horario previsto, pero, eso si, parando siempre en Caramelo, (casi en Tridente), a por mi café y mi reposo de 5 mn.
ResponderEliminarPablo: En febrero hice este paseo y este vídeo http://www.youtube.com/watch?v=kJrk8YmUwns
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