Parece un día cualquiera, sin duda, pero yo me estaba tomando un arroz con leche como solo a mi me gustaba, eran los 50 y a mi me gustaban las cosas que a nadie gustaba, arroz con leche, puede, como a todo el mundo, pero a mi me gustaba con un huevo crudo echado encima y polvo de chocolate “porcima”. A mi hermana le daban náuseas al verlo y al verme, pero a mi me gustaba, es más, siempre pedía más. Un día, hace ya muchos años, al recordar estas historias, le dije a mi madre: “Mamá, yo era muy raro, ¿verdad?” y mi Madre me respondía: “No, Enric, no eres raro, tú eres especial”. Ella lo hacía siempre que podía, es como si tuviera una deuda conmigo, siempre que estaba con ella, no me hablaba demasiado pero me abrazaba, me daba besos, la sentía muy cerca, como a nadie, ni a nada en el mundo. Yo siempre supe que era algo muy especial, ella se encargó de recordármelo siempre.
Yo la tenía a ella para recordármelo, si, pero todos tenemos a esa persona muy cerca, seguro, esa es la persona que nos hace mejores y nos hace especiales, muy especiales, ¿verdad?. La inseguridad es un asunto innoble, solo es cuestión de que alguien te recuerde cada día, que para ella, para esa persona, tú eres algo muy especial y que, tú, sin poderlo evitar, pierdas tus hilillos por ella.
Otra lección más,,,,,,gracias. No dejes de recordarnos cosas asi. No estaba equivocada tu madre.
ResponderEliminarGracias,argy, no hay lección posible, solo un intento de profundizar en los errores que se cometen con facilidad y sin que, muchas veces, nos demos cuenta.
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