Mi compañera de piscina matinal, extraordinaria deportista amateur, consigue hacer 1.950 m, a nado, mientras yo hago 750 m, todo ello en una hora, en la misma hora, quiero decir en el mismo tiempo. Otra más joven, (la primera, la profe es de mi edad), se hace 3050 m, también en el mismo tiempo. No me lo explico, no se lo que harán, seguro que están con trampas y cuando no miro sacan las aletas o algo así.
“Enrique, hoy te he visto nadar mas despierto que otros días, cariño”, claro, será el amor, mi cielo.
Ya sabes amigo "Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca debes rogar que el viaje sea largo, lleno de peripecias, lleno de experiencias..." jejeje
ResponderEliminarSabes que hay una teoría sobre que Ítaca es la actual Cádiz, pero esté donde esté, en Grecia o en ninguna parte o solo en la Cabeza de Odiseo o de Homero, yo me iré a buscarla pero solo cuando esté preparado para ello. Mi cuento de hoy tenía que ver con que la desigualdad de esfuerzos no siempre lo es de voluntades, así es que, tarde o temprano me iré a mi Ítaca, argy.
ResponderEliminarBah, seguro que hacen trampa y les aumentan los metros después para presumir...
ResponderEliminarNo, EKK, estaban justo a mi lado y el monitor estaba contando. No obstante, el premio me lo han dado a mi, ya sabes, en este tipo de competiciones se prima el esfuerzo y no la eficacia aparente.
ResponderEliminar