27 septiembre 2011
Tomando el café madrugador viajero de ayer, un amigo de esos que es como San Isidro, no por Santo sino por sus formas, me/nos contaba que uno de sus hijos se había hecho acreedor, por méritos, a sustituirle en la dirección de la huerta y granja que maneja como el mismo Rodrigo Rato su Cajamadrid. Estaba feliz pues, era y es, el hijo que nunca quiso estudiar. “Mira, Enrique, hizo lo de la FP para la cosa de la electricidad y mira, el que mejor ma salío”.
Esta mañana me acordaba de él cuando repasaba las noticias digitales del día: De parado de la construcción a artesano por Internet. No sé, quizás estamos tan acostumbrados a mirar siempre en la misma dirección que, a lo peor, no sabemos hacerlo en cualquier otra.