Un bolero para ti, amor mío

28 septiembre 2011

Si, ya sé, ya sé, llego tarde, pero, no creáis,  hemos comenzado muy temprano. El ojo de mi Niña ha ido a peor y hemos tenido que echar mano de todos los recursos sanitarios conocidos y, tras susto incluido, todo pasará por una contagiada conjuntivitis vírica de la que, por su juventud, nunca ha pasado, la cual, probablemente, le haya venido por contagio de y desde sus queridos nietos. Una enfermedad nunca repetida, por tanto, por lo dicho, por su juventud, es irrepetible, solo hay que pasarla una vez y te inmunizas y Maribel nunca la había pasado. Ni uveitis, como nos dijeron en urgencias del Perpetuo Socorro a las ocho y media de la mañana, ni nada parecido o grave. Pero la cosa está en que mientras la dulce doctora, XXX, se iba en busca de un oftalmólogo y nos quedábamos, ella y yo, en la sala del dolor, me he puesto a hacer lo que hoy en día hace cualquiera, me he puesto a buscar desde mi Smartphone la “Uveitis” y al leerlo, no se que me ha entrado que me he tenido que salir de la sala con cualquier excusa. Ayer debatía con Jelio y Rosy, amigos del Facebook, sobre las cuestiones de la veracidad del amor y a que pruebas debe someterse para saber si es verdadero, hoy he pisado alguno de sus charcos con la dichosa y admirable doctora XXX, cuyo nombre, a petición de ella, dejaré en el anonimato.

Pero bien, recuperado el tiento, bien comido, (luego os cuento), y, aunque preocupado por casi todo lo que sucede a mi alrededor,  sigo felizmente casado y preocupadamente feliz, el sábado hará 39 años de ello y de 45 en convivencia. Nada es lo que fue, ahora es mucho mejor.

Largo es el camino y su prueba es el destino resultante, por eso hoy he querido celebrarlo con esta joya de mi armario digital. Vamos, vamos, cierra la puerta del despacho, ponte los cascos, o los “auri” del bluetooth, sube el volumen, dale al play y suelta tus sentidos a lo que te entrega este vídeo …

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enriquetarragófreixes