11 enero 2012
El título, que es una frase de las de W. Allen, me ha salido después de acordarme de la actitud de algunos de mis amigos cafetulianos que, hagan lo que hagan, nunca cambiarán. Veréis …
Volvía de la Misa de 7, mas colorado que el culo de Chita, pues resulta que Antoine y Pepe se han empezado a meter con dos alemanas de nariz colorada y ojos brillantes, que se habían colado en el evento para ver y fotografiar la Iglesia y su gente, claro, y tanto cachondeo se ha armado que hasta el de blanco sobre negro nos ha llamado la atención. Pero, leches, como sois así, decía Juan, ya en la calle y mientras estos dos seguían intentando lo que hacíamos en Calella de Mar en los 60.
Damián, que es una especie de cura, que no lo es pero que siempre está en la Sacristía, nos dice si nos hemos enterado de que Concha García Campoy padece leucemia y cuando Antoine, que ya se estaba poniendo un poco pesado con las teutonas, con u intercalada, se acerca, el semicura le dice: ¿Qué, de paseo por aquí? y el francés que no se corta un pelo, nunca, va y le dice; “Si, da gusto venir, cada vez tienes aquí mejor rebaño, Damián” y se le escapa esa risa tonta que le sale cuando ya va hasta arriba de Marie Brizard. Pero el semicura nos suelta, a cuento de lo de la Campoy, un rollo sobre la vida y la muerte y la necesidad de estar siempre bien confesado que hasta el niño de la Loli se le ha escapado alguna cabezadita, aún y de pie como estaba, tanto se notaba que le doy un golpe en el brazo y el niño se despierta y como un autómata nos suelta un “siempre pagan los mismos, tío: Los contribuyentes pagan 830 euros para compensar la evasión fiscal de otros”, demostrando que se sabe la lección y que cuando viene con nosotros no debe decir gilipolleces ni hablar de fútbol y mucho menos del Madrid. Pero todos nos hemos quedado mirándole con cara de; “Y éste de que va”, a lo que el niño, con fuerza y ganas, arranca el cable de sus auriculares del mp3 y pone la voz a tope y nos regala esta de Pitbull que ha formado el escándalo en el entorno próximo al grupo, pero que ninguno le ha hecho ascos a ver como un Antoine, pasadísimo, se pone a menear el esqueleto ante las coloradísimas amantes del Rihn y lo mejor, que éstas se han puesto a lo mismo, muy elegantemente, eso si, pero a ese ritmo y con el niño de la Loli dando palmas, se nos han ido los cuatro hacia la Playa en busca de la noche que, al parecer, les promete ser generosa con ellos.
Pero, Enrique, convendrás conmigo que esa especie de fariseáquica piedad con sermón, por muy semicura que sea, es eludible ¿no?