viernes, 6 de enero de 2012

Madrugón del día de reyes



06 enero 2012


Ni rastro de que hubieran estado por aquí. La mesa del comedor estaba vacía aunque, eso si, los muy golferas se han tomado el turrón , la mistela y el Carlos III que les dejé para recuperar fuerzas. Pero mi madrugón no ha sido en balde. Me he sentado en la silla del despacho y he abierto el viejo escenario de mi imaginación. Ante mi aquellas madrugadas del los 50 en que yo aspiraba a todo en esa gozosa jornada cual era la mañana de Reyes. Lo peor, si, sin duda, es que no me dejaban disfrutar de mis juguetes, apenas había tiempo para hacerlo pues había que salir corriendo a casa de la madrina y de los abuelos a recoger lo que los de Melchor habían dejado allí. Ay, dichosos recuerdos, amigos, no dejéis que nunca mueran, ni ellos, ni esas venturosas costumbres.