06 enero 2012
Ni rastro de que hubieran estado por aquí. La mesa del comedor estaba vacía aunque, eso si, los muy golferas se han tomado el turrón , la mistela y el Carlos III que les dejé para recuperar fuerzas. Pero mi madrugón no ha sido en balde. Me he sentado en la silla del despacho y he abierto el viejo escenario de mi imaginación. Ante mi aquellas madrugadas del los 50 en que yo aspiraba a todo en esa gozosa jornada cual era la mañana de Reyes. Lo peor, si, sin duda, es que no me dejaban disfrutar de mis juguetes, apenas había tiempo para hacerlo pues había que salir corriendo a casa de la madrina y de los abuelos a recoger lo que los de Melchor habían dejado allí. Ay, dichosos recuerdos, amigos, no dejéis que nunca mueran, ni ellos, ni esas venturosas costumbres.
¿Qué mejor constancia de su paso que las miguitas en plato y la copa vacia?, jejeje. Yo como soy más tacaño, les pongo una botellita de agua sin gas para que se hidraten y como a ciertas edades (y ellos tienen cientos de años) ya no se pueden comer ni beber ciertas cosas) pues eso...Los recuerdos no nos lo quitarán, claro que no.
ResponderEliminarY hala, cançoneta al canto:)... http://www.youtube.com/watch?v=HasClzMooDY
ResponderEliminarAsi es Enric.....espero que dure muchos años. Ayer por la noche me preguntaba mi hija que cuando dejan de venir los Reyes...Claro, yo le respondí que nunca, como deber ser!!
ResponderEliminarMe levanté a las 8 de la mañana, y desperté a mi hija de 22 años.
ResponderEliminar_Han llegado, han llegado!!!
Curiosamente es el único día del año, que no me regaña por incordiarle en sus descansos.
Yo no sé cómo llegó mi regalo al salón, y ella no sabe cómo llegó el suyo; como año, nos sentamos en el suelo, abrimos nuestros regalos, miramos como se ha vaciado elcubo agua de los camellos, las copas de cava de los reyes, y los tres polvorones han desparecido...!glotones!.
Nos volvemos a la cama, ya han pasado los reyes, ahora, pasará un año antes de que volver a despertar a "esas horas de la madrugada en día festivo" a mi hija no sea una alegría.
Que nunca muera la magia, de ver sonreír a un niño, tenga la edad que tenga.
Por todas las Julias del mundo, que nunca mueran los Reyes Magos ni esos días felices de nuestea infancia.
ResponderEliminarFelices Reyes Enrique, ya veo que motivos no te faltan.
;)
Gracias EKK. Lo de Sheila, impagable.
ResponderEliminarAsí quisiera que fuera yo también, argy, me apunto a tu petición
ResponderEliminarSi, Candela, Julia es el cuarto motivo lo cual tiene mas mérito si se trata, como es el caso, de que sea un solo hijo el que los origina.
ResponderEliminarGracias, amiga.
Si, Yolanda, es un verdadero misterio, siempre. Algúnb año prometo no dormirme y desvelar el secreto. Gracias, se agradece ese canto imaginativo que me regalas con tu comentario.
ResponderEliminarA mí lo que más me mosquea es que no aparezcan restos de boñiga de camello. Podría empezar a pensar que los Reyes Magos son los padres. O los políticos, con el dinero de uno, claro. No sé, no sé.
ResponderEliminarBucan, hace tiempo que, pssssss, si, me enteré que los RRMM era yo.
ResponderEliminarPues si, yo tengo dos chicos y ver la ilusión y sus caras de asombro al ver que los reyes se habían bebido el vino moscatel y comido los mazapanes que les dejó papá para que repusieran fuerzas y los regalos, no tiene precio. Para todo lo demás, Mastercard, que decía el anuncio.
ResponderEliminarUn saludo.
Bendito madrugón. Como tú, me acuerdo del peregrinaje por las casas de los abuelos a recoger aquellos modestos regalitos, pero que nos llenaban de sana ilusión.
ResponderEliminarUn abrazo y felicidades por tu felicidad.
Si, Misántropo´s, es una delicia, yo ya tengo cuatro, pero son nietos y es encantador y agotador "disfrutarlos"
ResponderEliminarGracias CT, procuro compartirla todo lo que puedo, es una especie de herencia familiar que casi se me olvida cumplir.
ResponderEliminar¡Abuelete, abuelete...! ¡Cómo disfrutas aunque te hayan dejado seco!
ResponderEliminarJulia es preciosa. Cuídala y malcríala que es el oficio de los abuelos.
Una feliz vitamina de vida, Antonio C. Y pensar que hace tan solo unos años me reia yo de eso de la abuelez.
ResponderEliminar