Qué difícil es hacer las cosas bien, con lo sencillas que parecen

18 enero 2012

Haces lo posible para mejorar el ritmo cardíaco y la voluntad hormonal severa, pero las razones que alguna vez inventas para la construcción de la pirámide virtual galáctica, imaginaria y poco densa, se viene al fondo del saco de los vestíbulos magnificentes e inútiles de tu vida sin darte cuenta. Quiero decir que, a veces, te preparas para mucho y resulta que el tren o ya ha pasado o te han dicho que ya no es necesario que lo cojas, pues te han traído las alas hasta la misma oficina de las aventuras perdidas, sin más, sin otra explicación. No es necesario, por tanto, tomarse las cosas con desmesurado interés premonitorio, lo que tenga que ser, si no depende de ti, no lo podrás evitar, el artesano de la cirugía hará lo que tenga que hacer y el chófer del Bus lo mismo, estamos en sus manos sin que le podamos añadir ni una coma al guión de las voluntades ingobernables. 

Hoy mismo, me he dado un gran paseo por el Puerto y por el paseo de La Explanada Alicantina y la mayor de las alegrías, hoy han sido dos, me ha llegado sin avisar y, en ambas o de ambas, he aprendido mi lección de hoy: Se necesita muy poco para ser feliz y que difícil es hacer las cosas bien, con lo sencillas que parecen.

Ahí van, las dos:

1. Me he encontrado, paseando, a mi amigo Fernando, el FGM, del brazo con su guapa y encantadora esposa, y lo he visto mas feliz que un ocho a sus casi 65. Está hecho un chaval y de las guerras pseudoafganas, las Azcanas** y las Manologarbinéticas***, ya han quedado tan atrás que ni siquiera se mencionan a la hora de lucir pecho y tableta estomacal. Me ha encantado verle y verlo tan feliz. 
2. La segunda de mis alegrías de hoy, me ha llegado en forma de diseño arquitectónico interior. No os lo vais a creer y aunque, a la mayoría, os va a parecer una tontería, hace tiempo que no tropezaba con un diseño a la altura, quiero decir a la altura del canuto de mis colgantes masculinos, a la hora de anclar en pared un urinario Mural. CoÑo, siempre pensé que los fontaneros eran marcianos o de la parte norte de Europa, pues para poder hacer uno sus cosas en esos murales hay que ponerse de puntillas o hacer steep y con ello conseguir que no se vaya todo al suelo o al sufrido pantalón. Pues eso es lo que me ha pasado hoy, he encontrado unos murales urinarios a la altura humana y ha sido en Panoramis, planta Baja, al fondo. Por cierto, si vais a usarlos, en la cafetería que hay en el centro del Atrio, en Planta baja, tienen el mejor café del mundo y los mejores “cruasáns” del universo, que cosa mas rica, Dios. Bueno, dejo aquí la foto para su honra y mejor recuerdo, de los murales y del hojaldre, claro, son ejemplares únicos.   

**: De Azca                  ***: S/C

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