Intentando mejorar mi condición humana diurna, para la nocturna tengo otros remedios, me he dedicado a pensar a leer y a olvidar. Lo mejor de llegar a esta curiosa condición es que cuando te ponen delante una de esas películas de toda la vida o ese libro que leíste con pasión a los treinta, resulta que como tu memoria solo está en aquello que quiere estar, ves, con gran agrado, que no te acuerdas de nada y que por tanto aquel libro que leíste hace mas de 20 y aquella película que no veías desde los 60, te parece, ahora, el Best Seller de tu vida y te preguntas, incluso, que como no eres capaz de acordarte de ella. Qué cosas tiene la experiencia ¿Verdad?
Hoy, en mi forzado paseo terapéutico diurno, me he encontrado con mi nuevo amigo el Ministro Aldo Dallia Acosta que lo fue, según cuenta, con el Gobierno Argentino de Illia-Perette en el 63/66. Estaba allí, sentado en el Lloc y me ha contado algunas anécdotas de su vida política. Aldo a sus 82, es el hombre mas feliz del mundo y aunque hace largas pausas al empezar a contarte cualquier historia, tiene el don que tienen todos los argentinos, con verdad de por medio o no, y es que son muy convincentes y divertidos. A mi me ha hecho pensar, si, he aprendido que aunque la realidad sea la que sea, lo importante es que cada cual recuerde la suya como quiera.
Quien quiera aprender algo sobre como vivir a los 82 sin que se note, no tiene mas que acercarse al Lloc, Playa San Juan, a ver a Aldo, él se lo explicará. Un gran tipo.
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