viernes, 21 de septiembre de 2012

Estoy pasando un bache … un nosequé me ocurre



21 septiembre 2012


Es verdaderamente impresionante oír los gritos y gemidos de mi vecina a eso de las dos y media de la madrugada. ¿La estarán matando? – No, Enrique, no, no ves que están en lo suyo. Mas de diez largos minutos de gritos y gemidos son el premio a una buena labor que realiza el compa de mi vecina mas de vez que de cuando en cuando. Da cierta envidia, en parte, y por otra da una risa tonta de cuyas consecuencias no me atrevo a referir, pero en fin, o el tío es un máquina o ella es la virgen del amor hecho carne. ¡Qué potencia, DM! – No hay día sin hacerlo, ni lugar que les importe. El problema, fundamentalmente, es que las paredes están construidas con no se qué material que parece un queso de gruyere o quizás sea el que se utiliza en los separadores de los sex-shop, el caso es que un gemido allá es un grito aquí. Quizás el problema estribe en que, parece,que van a cambiar de piso de alquiler y a nosotros nos dará vida y, especialmente, sueño.

Pero eso no era nada si la noche no hubiera sido un poca mas larga de lo habitual. Un enorme trauma respiratorio que ya dura mas de tres semanas acaban con las reservas de calcio de cualquier ser normal, pero a mi me basta con mi acetilcisteina para seguir viviendo y soportándolo. Cada vez que llega el frío, ¡zas!, resfriado que te pillo, moco agua, luego verde y luego blanco, que asco, sí, pero te animas, te ves mejor, le pegas al Bacardi-Cola con hielo, como un chiquillo, vuelves a estornudar y, anda ya, a empezar otra vez el ciclo fatal.

Ayer la charla nocturna, ocasionalmente del jueves, se centró en la bondad de tener abuelos para que te críen los hijos, es una gozada, si tienes a un abuelo en tu vida puedes seguir haciéndolo casi todo. Puedes trabajar, salir de noche y hasta ir de viaje a no se donde, pero eso sí, te los tienes que llevar, a los abuelos,  aunque sea con su coche. Es que el amor que demuestran los hijos para que sus padres disfruten de sus nietos es verdaderamente enternecedor, ¿Verdad Tere?

Ver al Alcalde de Benimousine, que ayer se trajo a la conferencia a su bella y recién casada Princesa, como se le caía la baba por toda la camisa en un alarde de enaltecimiento del ego paterno en modo excelso, solo comparable con el de su bella Carmen que no hacía mas que ir a buscar toallas para quitarle el babeo al Alcalde, el cual, y por cierto, ayer tenía un rollo serio enternecedor, lo cual lo hacía, todavía, más humano, más que nunca. Relatar el amor del padre hacia  los hijos es algo que debiera estar “prohibido de contar”, es malo para el corazón, aunque, eso sí, buenísimo para levantar el espíritu de propios y ajenos. Una bella estampa. A mi, mi hijo, que también estuvo ahí, hace ya dos o tres años, me dijo: “¿Papá, como podéis venir aquí y no morir en el intento?, con este humo, con este ruido infernal, con esos temas tan ácidos que tratáis, …..”. No le gustó.

Luego ver al Ángel de la Noche emulando a los mismos del paraíso con sus canciones en off, allí, todos juntos, derrochando alegría y felicidad, es algo inenarrable. Marina lucía un nuevo modelito en un nuevo intento creativo que hace que la admire y la admiren,  como a nadie. Sus serios y agradables comentarios de bienvenida, los de Marina, son de lo mejor de la noche, Pedro estuvo algo más apagado, al menos no le vi ni preguntar, ni cantar nada, ayer.
El sube y baja de la mesa de las ponencias me agota cada vez más y pasada la tertulia a la zona del baile, copeo, tapeo y vicios,  noto que, definitivamente y sin duda alguna, me estoy haciendo mayor. Levantar los brazos ya no puedo, el Rock and roll ya no es para mí, las piernas parecen de madera, pero no por eso dejaré que me consuman sus termitas. Las rampas son ya como las de los misiles, largas y ruidosas, pero las mantengo en pie y las derroto como debe ser, con mucho cariño y sin gritar.

El del ruido, Jaime, cuando ya me vio vencido, decidió regalarme con una de las mías a la vez que me decía: “Toma, Enrique, una de las tuyas, hay que ver, quien nos ha visto y quien nos ve

Qué felices noches, si tenéis 3 minutos, no os la perdáis, es una versión inédita de 2 ó 3 sg de ternura: “No me hace falta la luna, ni tan siquiera la espuma …"


2 comentarios:

  1. Casi estaría tentado a poner una taquilla en el portal para que aplicasen la oreja los reprimidos que existen, que haberlos haylos. Creo que sería un sobresueldo muy positivo.
    En cualquier caso cuando he oído lo que es habitual en ti me he alegrado de tal despilfarro de placer.

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    1. Así somos, Antonio y ya creo que no nos van a cambiar. Un abrazo.

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