La he visto paseando del brazo con otro

22 septiembre 2012

A veces, demasiadas veces, te encuentras con personas que no tienen problema alguno en mostrase en bolas, de modo inmaterial, y se atreven, sin recato alguno y con gran facilidad y valentía, a contarte todas sus sensaciones.

Resulta que Felipe, que así se llama un buen amigo que ha visitado, hoy, a Leonor, que es nuestra cafetuliana de mayor edad, nos ha contado toda su “terrible” historia, sin regatear detalle alguno, cosa que, como era de prever, ha dejado muy “tocada” a Leonor. Intentando resumir diré que Felipe, un setentón guaperas, es uno de esos cientos de miles machos ibéricos que todavía pululan por lo que aún llamamos España, es decir, un trozo de carne andante con ojos, y que lo ha sido, lo es y lo será siempre, pues, al parecer, tenía a su guapísima Rosario en casa desde que se casaron allá por los setenta, tratándola como un trofeo, como una especie de animal de compañía y como la Tata de una Residencia de lujo. Una buena tarde, cuando él venía de jugar su partida de dominó con sus amigotes en ese precioso bar que hay en la Rambla de San Juan Pueblo, junto a la primera rotonda, se encontró una nota encima de la mesa del comedor, doblada y con un geranio encima. La nota decía: “Felipe, ahí te quedas, me voy a vivir a Benidorm, no me llames, ni me busques, diviértete, quédate con todo, he encontrado a alguien que me encuentra mona si me visto de seda y no al revés, querido. Cuídate.” Rosario, harta del machismo insoportable de Felipe, decidió, con sus aún jóvenes 63, irse a vivir con N….., un abogado civilista de prestigio de los de La Marina, al cual conoció cuando la separación de sus hija, la de Rosario, hace un par de años.  Felipe, ahora, sabe lo que es la amargura de tener que desayunar solo y lo que es peor, tener que hacérselo, pues su paga de jubilado no le llega para bajar se a hacerse la tostada y un zumito de naranja en el bar del pueblo al que tanto le gusta ir. Claro que si a lo de la paga escasa le añadimos los sablazos que le pega su hijo, ya casi cuarentón, que al grito de; “Papá, yo no pido nada para mi, pero a mis hijos, si, a mis hijos, Papá, no quiero que les falte de nada” y Felipe, que el fondo es un blando de armas tomar, traga y mucho, pues resulta que los niños de su niño viven con la ex de éste, la del niño, en Jávea y ésta, a su vez, tiene que acarrear con los tres que aporta su pareja actual, el cual, como ya era de prever y antes de que nos lo dijera, también está parado, como su hijo.

Una delicia de mañana que hubiera sido intrascendente si no fuera por Felipe, hoy, mañana será otro, seguro, pero lo de Felipe ha sido clamoroso cuando al final ha terminado con las sentidas lágrimas de Leonor y de la Loli, que estaba pendiente de la conversación, como buena barista, cuando Felipe nos ha contado, arrancándose a llorar con ello, que hoy ha visto a su Rosalía bajarse de un Mercedes 500 que conducía un altivo y entrajado caballero y que cogidos ambos de la mano se han metido en La Quintería, que como todo el mundo sabe es el Restaurante mas caro de España entera. Hay cosas que, habitualmente, te hacen estremecer con facilidad, pero ver, hoy, llorar a Felipe ……….. ha sido “muy fuerte”.

Ánimo Enrique, eso me llevo diciendo todo el día, si,  hay cosas que sin que nos demos cuenta, nos dan vértigo ¿Verdad?

Dejo aquí, otra de esas enormes canciones que tanto me pirran, la cual se muestra muy acorde con el tema del día:

enriquetarragófreixes