13 septiembre 2012
Me dolía la cabeza y no sabía por qué. Llevaba media hora en la sala de espera donde actúan los simpáticos y abnegados vampiros sanitarios. Claro, eran ya casi las diez y yo seguía en ayunas. El vecino de al lado, con un Tablet a envidiar, mostraba, gozosamente, las noticias del día. Pensé que la cabeza me dolía, entonces, por dos motivos, por lo que leía y por la evidente falta de azúcar matinal. Le pedí me mandara a mi correo-e dos cortes de sendas noticias. Las dejo aquí, mas abajo, para que se comprenda mi dolor de cabeza y es que la vida que se nos viene encima se propone como muy emocionante ¿Verdad? No entenderé nunca por qué me empeño, (nos empeñamos todos en ello), en saber y conocer todo aquello que ni puedo arreglar, ni he provocado. ¿De qué sirve preocuparse tanto? Quizás le haga caso a Maribel cuando dice esa frase que tanto le gusta aplicarme, como solución a mis malos sueños: “Lo mejor es que dejes de leer noticias sobre políticos y sobre economía, cariño”.
Esto ya parece el sálvase quien pueda,,,,,,en fin amigo, resignación cristiana.
ResponderEliminarLo que haga falta, amigo, el futuro es nuestro
EliminarDa igual Enrique, aunque no las leas las noticias llegan a tí en forma de impuestos :(
ResponderEliminarEso suena a sentencia, amiga Candela, pero tienes toda la razón. la realidad siempre llega a nuestro bolsillo.
EliminarQuizá no podamos hacer nada, pero a mí al menos si que me gusta enterarme de los desmanes que perpetran los políticos y gentuza de turno. Sin duda, a ellos les vendría mejor que nadásemos en la ignorancia, pero en lo que a mí respecta no se lo pienso poner fácil. La única batalla perdida es aquella en la cual se renuncia a la lucha. No podrán con nosotros amigo. Un abrazo.
ResponderEliminarEso creo amigo Antonio M. Seguiremos en la trinchera, mientras podamos y nos dejen.
Eliminar