Ibuprofeno, acetilcisteina y dos cafés reparadores, me han devuelto el oxígeno a todos los lugares de mi maltrecho esqueleto. Las noches de los viernes pueden ser largas o cortas, hay opiniones para todos los gustos, pero mantengo la sospecha de que pasárselo bien depende de algo muy importante y que, sin duda, está solo en nuestro interior, si, sucede cuando algo emana de nuestro propia esencia. Hay quien necesita de mucha euforia química para estar “al punto” y hay quien necesita estar muy acompañado, casi en tumulto, para elevar su nivel de satisfacción, lo cual, no siendo excluyente, no es irreparablemente necesario. A mi me parece todo lo contrario, ¿Como?, quiero decir que ni una cosa ni la otra, es cierto que si te rodeas de mucha gente y todos mantienen un nivel eufórico interesante, parece que llena más, pero no es eso, esa es, seguramente, una enorme necesidad de llenar algún vacío, lo cual no es mas que una manifestación añadida en todas aquellas personas que intentan liberar su soledad. Es tremendo ver, cada vez con mayor frecuencia, a tan tumultuosas masas de personal manifestando su soledad, aunque no seré yo quien ponga coto, ni negatividad alguna a esa situación. Mis largos viajes y yo, ya hemos pasado por ahí y de eso, con toda seguridad, se sale y bien. A veces la solución está cerca, muy cerca.
Hoy toca posición Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
enriquetarragófreixes
En el fondo solo estamos acompañados de nosotros mismos,,,,suerte que en ocasiones deseos y realidad coinciden,,,,,Un saludo
ResponderEliminarHay tanta soledad por ahí fuera, amigo Antonio, que, a veces, da miedo asomarse.
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