viernes, 16 de noviembre de 2012

Mis amigos son lo mejor de cada casa …………..


Fijaros que parecen los mismos del ayer ¿Verdad? – 23 años comiendo juntos

16 noviembre 2012

Y yo, ingenuo de mi, amparado en el valor y la seguridad, que da dos copas de taninos hasta las cejas, voy y cuento un cuento cachondo de obscenidades prusianas, caucásicas y veniales, propias de la edad, en las que en el lugar donde concluyo mis conferencias de los viernes se juega a eso del juego de las letras a base de formar palabras con las letras en pegatinas que el camarero/camarera buenísimo/a de turno, te pega en tu pecho ya menos juvenil. Se trata de formar palabras con cuatro letras y con ello, a los cuatro que consigas llevar a la barra del que las reparte, te dan un chupito per cápita, pero si llevas seis te dan una botella de cava y yo, como un gilipolla adormecido por mi verborrea tanínica, voy y lo cuento como una hazaña a mis amigos del arroçet de hoy. Se me quedan todos mirando como al que ve al gafudo de matemáticas de la primera fila de los 50, pero ninguno te dice lo que piensa aunque, sin lugar a dudas, por su cara, ves que te morderían los huevos o algo menos decadente, pero ni MÚ, no sueltan prenda. Tras unos largos dos o tres segundos de ternura opaca, Benito toma la palabra y me dice:
“Enrique, yo te voy a contar otro juego menos venial que el que tu me cuentas y al que solíamos jugar en mis años mozos de concentración futbolera 
Nos sacábamos todos el pijama de dos piezas y lo guardábamos en una gran cesta. Los chicos nos quedábamos con la primera prenda de arriba que sacábamos y las chicas las de abajo, cuando coincidían, ya sabes, a dormir juntos”
Y yo, como un verdadero gilipolla graciosillo que soy, me he callado y he cambiado de conversación y es que mis amigos, si, mis amigos, son lo mejor de cada casa, los mas listos donde los haya y seguramente por eso y por mucho más, los quiero a rabiar. Hay que joderse, dice el pepito Ros de mis amores y es que … no tiene enmienda y yo, sin enterarme.

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2 comentarios:

  1. ¡Hombre, Enrique, invítame al juego ese de tu amigo...! Creo que sería un buen jugador.

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    1. Ter veo capaz, amigo mío. Te avisaré cuando lo vayan a hacer a mi ya no me quedan puntos y no me invitan

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