Mientras oigo la música que siempre he guardado escondida en algún rincón del cofre de mis vivencias, pienso que nunca tuve la oportunidad de sentarme en un oscuro cabaret, donde el humo del tabaco cegaba cualquier salud, momento aquél donde la artista de turno se ponía a cantar a tu lado apoyando su brazo sobre tu hombro y el del piano parecía un ángel caído del cielo puesto en aquél pequeño local de mis amores en la Calle Tuset. Ahora, como antes, no puedo ir a sumergirme en ese tortuoso lujo que, como los antiguos griegos, acababa y acabaría, convirtiéndome en un teoracto abstracto, pero haré lo mismo que hago siempre cuando algo no me es tangible: Cerraré los ojos y me pondré a escuchar su música …………………..
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Aaaaah, ésto son palabras mayores. Preciosa versión.
ResponderEliminarCosas irrepetibles, amigo EKK, palabras mayores, dices bien.
EliminarMúsica, lugar de ensueños.
ResponderEliminarUn beso Enrique
Un rincón amable, oportuno y necesario, amiga Eva. La música es mucho más de lo que parece y algo más de lo que necesitamos cada día.
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