05 enero 2013 04 enero 2009
Hay ratitos en que la felicidad se confunde con una gran manifestación de sentimientos y no solo combates al mismo ser, pues ese se defiende bien, mas bien que nadie, pero siempre quedan esas pequeñas cosas que, como dice Serrat, siempre encuentras en un rincón o en un cajón que te devuelven la gracia del sueño de lo imposible, aterrizado en un mundo lleno de todo lo que quieres a la vez que te parece que vas viendo que la curva, de la que siempre hablo, está mas cerca. Hoy me he encallado en ello y me ha venido a la cabeza una de las mil del Milanés:
De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo
como si fuera la primavera
yo muriendo
y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril. (………..++)
se me adentra usted sonriendo
como si fuera la primavera
yo muriendo
y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril. (………..++)
Que seria de nosotros sino nos encallasemos de vez en cuando amigo mio.....
ResponderEliminarCierto, amigo Antonio, muy cierto. Quizás convenga, no obstante, que no sea muy seguido. Un abrazo-e.
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