25 febrero 2013
No podía cerrar los ojos, el traqueteo era inmenso, aún, en mi memoria reciente y muy llamativo con el punzante dolor en el cuello y en la espalda que se reproducía en cada gesto. Pensé, durante toda la noche, en cual de los cuatro merecía el óscar al mejor enano del año y no fui capaz de determinarlo. Luego, tras ese mar de dudas, pude dormirme sin mas al darme cuenta que quizás lo que había conseguido, en mi sueño temprano, que el premio me lo dieran ellos a mi, si, como una medicina vitalizante, innovadora y muy desconocida para todos aquellos que lo de la abuelez les parece una cosa odiosa y/o muy lejana.
Hoy hace un frío de pelotas por aquí, si, hemos amanecido con cuatro graditos y hasta los mocos se han helado, pero ya no me duele nada y el corazón, el mío, ya ruge. Carpe Diem, amigos, carpe diem.
En eso estamos Enric, con el moco helado "carpediando"...
ResponderEliminarjajaja, muy bueno, Antonio. Humor, siempre humos. Un abrazo, amigo
Eliminar