jueves, 11 de julio de 2013

Retorcido y/o zigzagueante


11 julio 2013

Uno tiene los amigos que tiene y siendo seres vivos, no siempre son animales. Cohonesto, Palmo y Palma y desde hace algunos años, Zigzagueante, son muestra viva de ello. Zigzagueante es un árbol torcido y en su tronco se nota que ha tenido algunas fases de su crecimiento metidas en un mar de dudas sobre que orientación tomar. Allí yace, en un lugar, más o menos secreto, junto a dos crecidas palmeras y ante el cual hay que rendirse a la evidencia de lo que puede suponer una vida sin rumbo fijo. Malas influencias, descuido de sus mentores o vete a saber qué, Zigzagueante es un árbol viejo, no muy alto, sin plumas, ahora, y con una vida difícil, allá metido en un jardín particular donde los muros y el urbanismo lo tienen encerrado. 

A veces me paro a observarlo, es como una parada obligada en la que la natura parece querer hacerle entender al mundo el resultado  de las pésimas consecuencias que produce una vida desordenada, con escasa iniciación educativa y acentuada con la nula  atención que le prestarían sus educadores en su era de crecimiento. No siempre está de buen humor, además no quiere que le retrate de cuerpo entero, pero para mi es otro de esos símbolos que la naturaleza pone ante nuestros ojos para que sepamos aprender a aprender. Todo un monumento natural y naturista que nos enseña, a quien quiera entenderlo, que lo que mal empieza, mal acaba. 

Zigzagueante, ahora, se lamenta de todo ello, pero quizás quien debiera rendir cuentas sobre su estado es aquél que no supo mantenerlo derecho mientras crecía.



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