miércoles, 28 de agosto de 2013

A Juan lo jubilaron de modo forzoso y penoso … para él

28 agosto 2013


Juan, el neo jubilado, anda suelto otra vez. Sus amoríos no han encontrado forma de echar raíces y se ha venido abajo, si, con todo, está hecho una pena. Lo curioso es que estos neo veteranos en paro legal forzoso y en crisis, todos llevan, curiosamente, su tableta donde, a la vez que te hablan, hacen creer que están leyendo noticias. Se para, toma su café y su anís del mono, como no, y te cuenta lo justo. Cuando se acerca alguno de los de la cafetulia se calla, solo quiere hablar conmigo y no mucho, prefiere, según parece, que yo le vaya preguntando:
Enrique, me muero, estoy en crisis, no puedo estar sin hacer nada. Donde voy ya no hay nadie de mi tiempo. Los del Banco ya no están y los que quedan, ni saben quien soy, ni pretender saberlo, todos son jóvenes con un empelo temporal. En la empresa solo queda la del teléfono y mis ex compañeros, la mayoría, se han ido al pueblo o a casa de sus hijos y no es por amor paterno/filial, no, que va,  es para echarles una mano con su economía en paro. Esto es una mierda, amigo, nunca creí que la jubilación fuera un estado tan letal”. …
De nada servirá que yo le cuente a Juan lo que a mi me parece que lo jubilaran de modo forzoso a sus 65, él no lo entiende, pero si es cierto que aquí yace en los escombros de esta nueva sociedad de viejos, que proviene de las ruinas de los antojos de los que gobernaron la anterior, una generación de currantes que nunca han sabido entender que la vida puede terminarse con el trabajo, con la innecesaridad de ser útil y con esa forma que tiene la sociedad actual de despreciar a la experiencia de quien lo ha dado todo para que los cielos de hoy sean los que son. Es difícil convencer a Juan, es casi imposible y a veces, algunas, a mi, psssss, me pasa lo mismo, si, me cuesta comprenderlo.
Buscando refugio en la música, venialmente, aparqué en una de las que más me pirra, La Felicidad, en una versión +++++:


Me vi caminando guardando distancias, que sólo mostraba la complicidad 
de besos furtivos, de manos con ansias, 
de darte un abrazo y gritar mi verdad, 
de grandes olvidos, de encuentros, 
de instantes, de amores 
y un poco tu infelicidad. 

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