17 septiembre 2013
“Yo no sé por qué escribes tanto, Enrique, no hay quien lea eso. Eres un plomo”. – Fotre*, me temo que tú no sirves para relaciones públicas ni para un centro de Salud, le digo yo a Pepe, siempre tan atento con los amigos. No escribo para nadie, Pepe, bueno, si, a lo mejor escribo para que alguien algún día pueda hacerlo, pero la realidad es que cuando escribo me encuentro como si estuviera jugando al tenis, solo, contra un frontón. Es una forma de hablar conmigo y con mis temores, mis problemas y mis dudas. También lo hago para hablar con quien no supe hacerlo cuando podía y para expresar mis alegrías, a veces, ocultas.
- “Lo dicho, Enrique, eres un plomo, siento destrozar tu librería virtual, pero … ”
Ay esa cafetulias, ¿qué haría yo sin ellas? Y es que, a veces, no hay nada como tener verdaderos amigos que sepan darte ánimos y, además, que te ayuden a hacerte ver la realidad por dura que sea. Todo cariño, todo compañerismo, pura sinceridad. Teniendo amigos así … quizás sea por eso que tengo tan pocos enemigos.
*: En Valenciano, expresión vulgar sobre el acto de copular.
Pues anda que no tienes motivos para escribir amigo Enrique, con sólo uno ya era bastante.
ResponderEliminarPepes hay muchos, pero sin expresarse hablando o escribiendo que es lo mismo,sería un poco difícil ser relaciones públicas, digo yo, ¿no?. ;)
Un abrazo.
Gracias Teo. Mi intención era la de mostrar la actitud de algunos sinceros amigos y su oportunidad al hacer comentarios no pedidos. Un abrazo-e
EliminarYo como siempre comentando algo tangencial. Mi padre decía: "Fotre, faena de dos".
ResponderEliminarUna gran verdad, EKK. Tangencial o no, siempre tienes razón.
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