Quique es de esos amigos que se adquieren, sí o sí, cuando te mueves o movías, en el mundo de la Promoción Inmobiliaria de los 90. Jean, que sigue siendo a sus cincuenta y muchos, el mas guapo elegante y delgado de la clase, va y me dice al oído:
Y Jean, con cara de mala leche, me dice:
- A eso llamas tú tener amigos- Verás, "amigo" Jean, no, necesariamente, porque trates a un conocido como a un amigo, tiene que serlo, ni tampoco todo lo contrario. Hay gente que a eso le llaman, simplemente, cortesía.
Y Jean, con cara de mala leche, me dice:
-No, Enrique, hay quien no merece ninguna cortesía.
Al parecer, hay quien se come un pescado y se le atraviesa una espina en la garganta y al poco se la quitan. Los hay que la llevan ahí toda la vida ¿Cómo puede llevarse un rencor durante tantos y tantos años sin que afecte al comportamiento? - No lo sé, pero, al parecer, y basta, tan solo, con hacer un sincero acto de contrición para descubrirlo, todos tenemos un pequeño rincón para esos resentimientos. ¿Verdad, Enrique? me dice Jean. ¿Te acuerdas de ...?
Cosas que veo y dejan verse, en las cafetulias de mis amores. Sin ellas nada seria igual, ni siquiera el gen de mis amigos de verbena.
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