15 octubre 2013
Andaba poco espabilado, pensando en mis cosas, cuando me tropecé con él, si, uno de lo grandes de la historia empresarial alicantina de los 80. Parecia algo ido y no pretendía responder con tino a cualquiera de las clásicas preguntas que se suelen hacer en estos casos. "Mira, Enrique, ... sabes a lo que me dedico? ... a andar viviendo y así lo hago" - Lo curioso es que mientras me lo contaba, se puso a escribir, con un lápiz de encofrador sobre el muro de la valla, al más puro estilo grafitero, eso ..., si, su frase: Andar viviendo. El se fue y yo me quedé ahí, sin saber que pensar, ni que hacer.
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Aaaal, què roina és la velleaa!
ResponderEliminarYo no creo que sea la vellea, (la vejez), el problema principal de esos que somo a mi amigo de ese día, le hizo decirme esa frase que para sus adentros era algo más que un lamento, era una forma de contarle a todo aquél que le quiera escuchar que a él le han relegado a la nada sin que él haya podido opinar sobre ello y por qué. Mandaba mucho y se creyó importante y, seguramente, lo era, pero no acaba de asimilar ese salto que se produce entre la plena actividad y la jubilación y mucho más cuando esta es forzosa o forzada que, aún, es peor. No tener objetivos es algo que se mete como agua en el fuego de la caldera vital de los que se jubilan, Paco Paco. Es más fácil que sea feliz, como jubilado, un empleado de banca que un directivo de la CAM, por ejemplo. Andar por las calles conocidas encontrando amigos, tiene esas cosas.
EliminarUn abrazo fiel y vital amigo-e.