27 noviembre 2013
No sé por qué, pero desde entonces dejé de comerlos con la habitualidad con que solía hacerlo. Desde que conocí a Lupe, una de esas vacas que andan sueltas por una parte que todos conocemos de Asturias, dejé de querer alimentarme de ellas, del ganado vacuno en general. No obstante, desde entonces, y de ello hace ya algunos años, aunque he vuelto a las andadas cárnico-festivaleras, antes, siempre, pregunto: La carne no vendrá de Asturias, ¿Verdad? – Eso, aunque parezca una coña, no lo es, podemos consentir que maten a los animales si no los conoces, podemos llevar un bolso de cocodrilo si pensamos que la piel sale de los árboles, y hasta llegamos a creer que la piel del oso, lejos de venderla antes de cazarla, la consumimos pensando que es un tejido.
Así somos, así, soy. Siempre que me acuerdo de Asturias o me entero que alguien va para allá les pregunto: “¿Estáis con Lupe? mandad fotos, porfa” – Al decírselo, lo primero que piensan, claro, es que estoy loco. Cuando vuelven y se lo recuerdo, están como todos aquellos a quien se lo cuento, sí, están sin comer carne de vaca algunas semanas, quizás algunos meses, pero luego un día te los encuentras en el Nou Manolín con un chuletón de un par de libras y te miran con una cara de “lo siento, Enrique, me invitaron y …” que hasta dan ganas de ser indiscreto, cabrón y malévolo, y decirle … ¿Y a la rubia que tienes al lado le gusta o qué?
Así somos, así, soy. Siempre que me acuerdo de Asturias o me entero que alguien va para allá les pregunto: “¿Estáis con Lupe? mandad fotos, porfa” – Al decírselo, lo primero que piensan, claro, es que estoy loco. Cuando vuelven y se lo recuerdo, están como todos aquellos a quien se lo cuento, sí, están sin comer carne de vaca algunas semanas, quizás algunos meses, pero luego un día te los encuentras en el Nou Manolín con un chuletón de un par de libras y te miran con una cara de “lo siento, Enrique, me invitaron y …” que hasta dan ganas de ser indiscreto, cabrón y malévolo, y decirle … ¿Y a la rubia que tienes al lado le gusta o qué?
Ya llevo días diciéndolo, nada es igual, ni nada es lo que parece, todos me dicen: “Enrique, es como la De Riesgo, solo mi Prima Preferente, nada serio, ni carnal”. Es lo malo que tiene ir por ahí a comer fuera de casa a Restaurantes de Lujo o careros. En fin, c´est la vie, habrá crisis, sí, pero las costumbres no cambian.
Todos los seres de este planeta tenemos la desgracia de comernos unos a otros. Sucede lo mismo que narras, Enrique, con una planta que hayas cultivado con el mismo cariño con el que quieres a Lupe. Los animales, probablemente, son más próximos porque son animales como nosotros pero cualquier especie, animal o vegetal, es un ser vivo que merece nuestra consideración en igual medida.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique.
Claro, amigo Antonio, pero, de vez en cuando, me pongo sentimental y me entran remordimientos serenos, eso sí, pero incontenibles con arrepentimiento incluído. Gracias fiel amigo-e. Feliz noche.
Eliminarjajaja Como cambia la perspectiva según en la posición que nos encontremos. Tranquilo amigo, La lupe sabría entenderlo, hoy por ti mañana por mi.....
ResponderEliminarOK, argy, pero luego contaré una anécdota sobre el asunto
EliminarSi tu supieras lo que lloré cuando en casa emplearon al pollo Nerón para la paella del domingo...
ResponderEliminarMe vas a hacer llorar a mi, Alacantí. Un abrazo y ánimo.
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