23 diciembre 2013
Creemos decir verdad cuando manifestamos, soberbiamente, que nosotros nunca hemos cambiado y que, siempre, hemos sido fieles a nuestros ideales y a nuestros principios. Lo cierto es que la realidad, tristemente, es otra.
“Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que transmiten mi libros, por favor créanselos. Créanselos porque me las he inventado”. (Final del discurso de Ana María Matute al recibir el Premio Cervantes 2010)
Sí, puede ser, no creo que haya nadie que nunca cambie su modo de pensar...
ResponderEliminarTe deseo unas muy felices fiestas querido Enrique, espero que las pases con tus seres queridos y que el 2014 te traiga mucha felicidad.
Un beso grande
Lo mismo te deseo, Eva. Gracias y un honor verte por aquí. Ojalá sigamos así el año próximo y cien más. Feliz Navidad
Eliminar¡Cognio, Enrique,! ¡Cuando te digo que estamos en un lan filosófico total...! Tienes tanta sensatez y es tan racional tu pensamiento que ¡Chapeau!, como decía San Agustín. Creo que debemos solicitar, de forma cruzada, un sillón en la Real Academia de Filosofía, mejor si están juntos, para poder dormir buenas siestas mientras pensamos. Excelente pensamiento, Enrique.
ResponderEliminarUn abrazo chillao.
Eso sería genial, amigo Campillo, un sillón conjunto y solo pensar ... Genial. Un abrazo-e muy fuerte.
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