03 enero 2014
Estaba sentado con los codos sobre la mesa y con los ojos en aquella parte de mi universo que nadie alcanza, ni yo mismo, a saber donde está. llevaba así algunos minutos según me ha dicho Antoine, al cual, inevitablemente, tenía que oír, que no escuchar, pues sus amoríos perversos, en las noches de verbena, se multiplican por doquier … “Enrique, Etes-vous putain? que para los que no puedan entender el francés de Antoine quiere decir, mas o menos … Enrique, estás jodido?, y yo, como levitando, le he esculpido, que no escupido, un lamento matinal:
Me encanta que no me hablen mucho los que hablan demasiado. Muchas palabras vacías solo estropean el silencio. Callar, escuchar, admitir, comprender … ¿Quién lo hace, mon ami?
Antoine se ha ido y no me ha dicho ni siquiera su clásico adieu. No sé, me están saliendo aristas y no sé por qué. ¿Será el año nuevo? – No, estoy seguro que será otra cosa.
"Callar, escuchar, admitir, comprender"... ¡y actuar!
ResponderEliminarSí, Maria Luisa, eso es lo que falta. en toda nuestra dormida sociedad ...¡actuar!. Feliz Noche
EliminarCreo que sí, Enrique. Nos cae una losa cada año más pesada. No contamos con este sobreesfuerzo en nuestro cosmos especial e intransferible y, posiblemente, solo posiblemente alguien que se encuentra más desinhibido se la cargue de ves en cuando. Normal. Absolutamente normal... Ya somos dos..
ResponderEliminarUn gran abrazo, amigo Enrique.
Gracias por tu comprensión, amigo Campillo. Un abrazo.
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