03 febrero 2014
"Amigo Enrique, la belleza se nos queda en todo aquello que perdemos. Historia, costumbres, recuerdos, ancestros ... y solo nos damos cuenta de su existencia cuando se nos va."
La gente de la Huerta, mi otra tierra querida, tiene la riqueza de su ruda y bella, forma de enriquecer los sentimientos como nadie. Un café tempranero con reflexión, siempre en busca de un, ya, familiar ciprés, es insustituible en cualquier escuela de la vida.
Enviado de Samsung Mobile Note II
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Esos cipreses que cuando están cuidados son aún más bonitos, pero que se asocia a la muerte...
ResponderEliminarLa muerte y la vida, Paco Paco. Ya sabes: El tiempo sólo asoma en la desdicha y así la memoria sólo es el registro del dolor.
EliminarEsos arbolitos los plantamos, (NECSO), en el 2000 y el Ayuntamiento de Murcia no los cuida mucho aunque hace lo que puede que es poco o nada.
La belleza es consustancial a nosotros, luego tú eres lo bello.
ResponderEliminarUna deducción que admito pero hay quien interpreta lo contrario. La fuente de la belleza se me seca, María Luisa, será que ya no soy bello, ni de una manera, ni de otra, si es que solo dos hubiera.
EliminarCada dia más sembrao amigo mio.............Go! Go!
ResponderEliminarSembrao no sé, amigo argy, pero divertido, cada día más gracias a vosotros.
EliminarBien, Enrique, no siempre debemos de hacer caso de nuestra belleza pasada. Poseemos otra belleza que pertenece a todos aquellos que nos ven con los ojos de la amistad: nuestro hacer cotidiano, nuestra esencia personal. Esta es más resplandeciente que la que recordamos como ida y sin ánimo de volver.
ResponderEliminarUn abrazo, bello amigo Enrique.
Claro, amigo Campillo, pero tú mejor que nadie comprendes que al escribir no siempre se quiere contar la verdad, solo que no puedes evitarla aunque no te la creas. Un abrazo amigo.
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