31 marzo 2014
Tomar un café en esos extraños y entrañables lugares de La Huerta tiene un encanto especial, a veces veraz, otras es eficaz y las más es, sensiblemente, imprudente.
Tito, que así llaman a ese hombre hecho piedra que mastica ese raro purito apagado, que va mojando en su carajillo, como un reloj, cada tres minutos, apenas levanta la mirada mientras habla. Me quedo, hoy, con una de sus parrafadas: "Enrique, los que sois de ciudad no lo podéis entender. Toda la vida con la tierra, me dejé la vida para darles estudios a mis hijos y ahora uno vive en Londres y la otra en Madrid. Sólo los vemos para Navidad."
Alguien sabe si Tito hizo bien?
Enviado de Samsung Mobile Note III
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La vida no es precisamente como queremos o tenemos planeada, salvo en contadas excepciones.En occasiones uno piensa si vale la pena andar cargado de planos! en fin....
ResponderEliminarTienes razón argy, tomar decisiones sobre la dirección de tu vida no es algo cuya bondad o acierto, puedas comprobar. Bastará con que estemos convencidos de que hicimos lo que debíamos.
Eliminar¡Por supuesto! que hizo bien. Por un lado y aunque ahora se lamente era su ilusión en la vida (que sus hijos tuvieran estudios) bien sabía que lo hacía para que no se quedaran con él en la huerta. y por otro, les abrió las puertas al mundo para que volaran. Si después de volar quieren regresar al nido, siempre estarán a tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo Enrique.
Cierto, Teo, bajar de la nube es más fácil que alcanzarla. estoy contigo.
EliminarUn honor verte por aquí.
Tras pensarlo un rato, no me atrevo a decir si hizo bien o mal. Creo, eso sí, que hizo lo que debía. Un abrazo,
ResponderEliminarAunque me duela reconocerlo, diré que estoy totalmente de acuerdo contigo. Saludos.
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