Imagen: Renso Castaneda Zevallos
Lo ves tumbado. Está durmiendo en el sofá con su mantita encima. Tiene fiebre. Te acercas pones su cara junto a la suya, cierras los ojos y ese hado especial que ilumina mis citas, me lleva a acordarme de cuando alguien muy querido hacía eso conmigo. No te das cuenta pero te quedas ahí y te duermes junto a él, admitiendo ese irrefrenable sentimiento generacional que te destruye cualquier temor, cualquier sinsabor y alimenta tus necesidades vitales. Un sueño hecho realidad.
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Pensamos que nosotros actuaremos de forma diferente pero, con el paso del tiempo, comprobamos que repetimos comportamientos que repetirán también nuestros hijos...es nuestra herencia.
ResponderEliminarUn besote.
Así es, detalles, se sabe, pero siempre te pilla por sorpresa. Un abrazo y feliz noche.
EliminarAsi es amigo..............gracias por recordar (una vez más) cual es el camino, por donde debemos andar, a que prestar atención y lo que no debemos olvidar.
ResponderEliminarEs un canto a esta tercera edad que, oficialmente, empiezo en Julio, amigo argy. La mejor etapa de la vida.
EliminarSomos una calcomanía de nuestros padres. Un saludo
ResponderEliminarTotalmente, querida Keren. A mi me gusta ser así, adorré y adoro a mis Padres y a mis abuelos, vivo con ellos en mi imaginación y en mi sentimiento.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte