Vivir sin ataduras

28 abril 2014

Fácil,  muy fácil,  vivir sin ataduras es aquello que reclaman, desgraciadamente,  solo aquellos que no saben que no las tienen.   Nacer en 1910, en 1940, en los 1970 o en los 2000, en uno o en cualquiera de los otros, hacen que el punto de vista a la hora de opinar sobre lo divino y/o lo humano y sobre ataduras morales, materiales o educativas, varíe sustancialmente. Participar en la vida pública,  dejar participar al denominado pueblo,  es algo que tiene que ver con los dientes de sierra, como la virginidad del golfo o la golfa,  solo te la insinúan,  pero dártela es otra cosa. Sólo el poder accede al don. Revisar el modelo social a seguir, es todo un  problema que dejamos a nuestros sucesores los que pusimos parte de nuestra grasa en el asador de las ciénagas del poder de los 40/80. Pienso que solo una responsable asunción de responsabilidades en las nuevas generaciones, esas a las que les hemos querido dar todo, debe o debiera, resolver el problema. ¿Seremos capaces de hacérselo entender? El Poder no está por la labor y ellos, en esa mayoría no silenciosa, han matado su rebeldía con alcohol botellonero o con un victimismo fácil. ¿Es eso lo que queremos? ¿Dónde están los nuevos y jóvenes que liderarán nuestro futuro? ¿No quieren, no saben o no les dejan crecer? ¿Cuando saldrán a la luz pública? ¿Existen? – Muchas preguntas ¿verdad? – ¿Hay respuestas?

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