sábado, 14 de junio de 2014

Enrique, despierta, no es bueno dormirse en el sofá


14 junio 2014

Y llegó el verano …


Andaba a buen ritmo, como si fuera otra época de mi vida, sin darme cuenta vi que adelantaba a los más rápidos de siempre, sí, los Ingleses octogenarios,  que vuelan por ese paseo de la Playa de mis amores, se quedaban atrás. Los de las bicicletas, sí, esos que casi siempre me dan algún susto y algún golpe, parecían hasta cabreados porque yo les adelantase como hacen ellos siempre conmigo. El Guardia Urbano que va por el paseo mirando las exultantes generosidades de las bikineras antes que ponerle una multa a quienes aparcan, sin placa, en las plazas de minusválidos, ni tampoco llama la atención a esos ciclistas intrépidos que toman el Paseo como si del mismo Velódromo de Roubaix se tratara, me mira con ganas de decirme algo pero no puede, claro, está ocupadísimo en lo suyo. Por fin llego al aparcamiento y veo que junto a mi coche ha aparcado un desaprensivo que lo ha pegado tanto al mío que no puedo abrir la puerta por la del conductor, por el otro ya hace años que no lo puedo ni intentar. Resignado y acostumbrado a tanta felonía cívica, me siento en mi banco, uno de ellos, cierro los ojos y empiezo a recordar las cosas de siempre, las que me gusta soñar, las que me gusta revivir como si realmente hubieran sido así y, entonces, sin ser capaz de entender por qué, una voz me susurra al oído: “Enrique, despierta, no es bueno dormirse en el sofá, luego te dolerá la espalda, además, mañana vienen tus enanos y hay que transformar la casa, venga, arriba”





4 comentarios:

  1. ¡Menos mal que todo era un sueño!

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  2. La cuestión es, Enrique, que estos sueños son reales, han sucedido, hemos querido tanto que sucedieran que viven en nuestro recuerdo perennemente. Cuando la cabezadita de siesta nos aletarga saltan cantarines estos recuerdos que, hayan sido reales o no, forman parte de nuestra vida ocupando una cantidad de neuronas que son nuestra razón de existir, nuestro modelado en la vida. Me gusta que soñemos, todos... Soñar es eclipsarse y viajar con un rumbo siempre racto y bien orientado.

    Un abrazo, Enrique.

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    Respuestas
    1. Afortunadamente solo era un sueño, maestro Campillo, aunque me han dicho que ...
      Un abrazo, amigo.

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