13 junio 2014
Viernes,
pronto será de noche, sí, terminando mi semana laica y comenzando la religiosa.
Pienso, ya, que el sol está cayendo y que ya me voy a pintar y a depilarme un
poco los bigotes antes de montar en el caballo de la indecencia moral y partir
hacia el País donde se habla poco, se sonríe mucho y se fuerzan arrumacos y
otras veleidades que hacen que casi todo me traiga sin cuidado. Puede que el
caballo me tire algún día y que las vísceras que van quedando dejen de
responder, lo sé o creo saberlo, pero cuando mejor me encuentro es cuando me
subo a ella, a la montaña de la escena, de la música, del copeo, del baile y a
todas las que le siguen a continuación y que, al final, descubres que cada vez
son más altas y mas frías, pero que aportan una fuerza que ninguna medicina te
puede dar. Hay quien dice: “Hay proyectos, hay vida” ´pero a mi
me gusta más otra acepción del mismo manifiesto; “Hay ganas de marcha,
luego hay vida”.
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