Pintura: Angela Dzherih
27 junio 2014
Juan no hacía más que darme la badana con sus problemas y su “yo, yo y yo”. Juan anda y anda, vagante por donde el culo le lleva y donde el hastío le obliga. Su vida se ha convertido en un no saber que hacer y, además, le encanta contarlo a quien pilla desprevenido, sí, cual atracador de bolsos en calle. No he tenido más remedio que decirle:
“Mira, Juan, si buscas en las entrañas de tus problemas cuales son los motivos de la perdición a la que te aboca un mundo sin motivación, sin objetivos y, hasta, sin sentidos, no te extrañes si lo que te encuentras es a ti mismo. No busques los problemas fuera de ti, los problemas crecen dentro y mueren dentro. No lo olvides”– No se ha quedado muy conforme, claro, pero creo que, al menos, lo va a pensar ya que al marcharse me ha dicho; “Enrique, no sé lo que me has querido decir”
Que verdad más verdad en esa frase lapidaria que le has dicho a tu amigo........ Nada que añadir mon amie!!
ResponderEliminarComo dice mi amigo Juan el malagueño, me he quedado más a gusto que un marrano en un charco, amigo argy.
EliminarFeliz viernes.
Como yo en estas fechas no andaba por aquí me ha encantado esta reflexión que alguien debiera leer aquí y ahora, pero va a ser que no y...¡Vaya si la entendería! Podría llevármela, pero no ha lugar. Yo, yo, yo y luego el problema de los demás, porque los demás también tenemos y no precisamente pequeños aunque parezca que vivimos felices y contentos. En fin ya no sé en donde estoy y ni tan siquiera si soy. ¿Tres años ya? ¡Uf!
ResponderEliminarAy, amiga mar ... lo siento por ser tan reiterativo pero sí, eres un encanto.
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