02 agosto 2014
Trocear el amor, pasar descalzo por encima de las espinas de los desencuentros, nadar en las secuencias del olvido y acariciar su pelo sin mirarla, son síntomas … los míos. Ella … los vive.
“Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que transmiten mi libros, por favor créanselos. Créanselos porque me las he inventado”. (Final del discurso de Ana María Matute al recibir el Premio Cervantes 2010)
Pues entonces, amigo Enrique, tenemos los dos mucha suerte. No hay nada más hermoso que acariciar el cabello del amado y sentir el latido en sus sienes.
ResponderEliminarUn abrazo y tu cafelito. Bueno, te dejo dos y un par de trozos de tarta de naranja que es mi primera visita. Quedas enlazado.
Gracias censura..., así es el amor, lucha, altruismo y sentimiento inalcanzable. Es como las brasas de un fuego en la selva, hay que mimar ese fuego para que no se apague.
EliminarUn honor verte por aquí. (Te buscaré).