14 agosto 2014
Cerrando ya la sesión de hoy, zona blogs, he leído un comentario sobre un artículo publicado aquí que me ha hecho reflexionar. Lo dejo aquí:
VanessaCV dijo:
A mis 19 años la perspectiva que albergo de mi generación no esta desencaminada de lo aquí expuesto aunque sí difiero, en cierto modo, del comentario. Remarco que no todos somos los jóvenes somos así. El tema de la alimentación afecta a toda la población, incluso a los mayores de edad (más de una persona veo en el supermercado comprando ciertas cosas sin duda nocivas para sus salud teniendo diabetes, un claro sobrepeso, etc.). Con lo que creo que tenéis mucha razón es en el tema de la educación: ni educación, ni respeto a los mayores, ni cultura alguna ni interés por tenerla y un aprecio nulo por todo lo que tienen. Con 19 años me diréis: eres una chiquilla, aún te queda mucho por ver. Pero será que a mí me han criado mis abuelos, que veo este tipo de conductas en mis padres (divorciados), en mis compañeros de clase, en el metro, en la calle, en las tiendas, restaurantes, playas y, en resumen, allá donde uno vaya. Y es tontería ponerme a enumerar la de veces que un señor borracho se me ha acercado con intenciones no demasiado bonitas, los compañeros de clase me han hecho de lado por no seguirles la broma o he visto una niña llorar porque no tenía el smartphone que quería. Pero no lo es decir que el punto que falla en la educación, señores. No es en organizaciones, ni centros dedicados a enseñar lo que los jóvenes necesitamos, eso puede estar bien para aquella familia que tenga problemas y no pueda encargarse de sus hijos, pero si no es así, ¿para qué? ¿Por qué? Son las propias familias las que deberían encargarse de sus hijos, una padre y una madre han de ser capaces de educar a sus hijos ya que es su tarea como progenitores. ¿Qué pasa? En muchos de los casos llegan a casa del trabajo cansados, o se pasan la tarde en el bar, o con los l@s amig@s, etc y a los niños los cuida la tata tele o la abuela sorda a la que torean como su fuera un animal, ya que sus padres los han mimado a más no poder y la abuela no se entera de la película.
Hablo de niños porque resulta obvio cuando uno va por la calle que esta conducta adulta de la que tanto nos quejamos viene aprendida desde bastante antes. Una vez la persona entiende que comportándose así puede salirse con la suya, no va a cambiar. Hasta que le dé un cáncer de algo por la ingesta de alcohol + basura alimentaria a largo plazo la gente no se plantea qué ha hecho con su vida, si no en qué hará mañana, qué llevará al botellón del jueves noche y si se podrá cepillar a la figurita de la fiesta. Da igual que cursen estudios universitarios o hayan fracasado en los estudios, los papis les seguirán dando dinero para que no se pudran dentro de casa a unos y los otros tienen libre albedrío de qué hacer por haber demostrado ser algo responsables.
Y si no se sigue esta rutina poco queda. Es cosa de cada uno hacer lo que quiere, pero sí, definitivamente, ese camino que “llevamos todos” es cuan menos, deprimente.
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