29 octubre 2014
Hay música que no debiéramos perder de vista, ya sabéis: Felicidad, vida y sentimientos, tres ingredientes cuya buena mezcla debiera bastar para que el mundanal hacer fuera algo lujosamente sencillo.
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“Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que transmiten mi libros, por favor créanselos. Créanselos porque me las he inventado”. (Final del discurso de Ana María Matute al recibir el Premio Cervantes 2010)
Magnífico Vivaldi. Mi debilidad. Gracias por traerlo
ResponderEliminarLa música nos esclaviza sin dolor, mimarzgz.
EliminarSonrisa, comisura de los labios que se ensancha de felicidad a lo grande, hasta las orejas. Hoy Enrique, la mía te la dono a ti.
ResponderEliminarY al igual que Mimarzgz, me quedo con Vivaldi... divino!
Un beso
Ay, Eva, feliz poetisa. Gracias por venirte hasta aquí.
EliminarGracias por regalar música que es poesía cantada ( algunas), gracias por esa caricia que es la música para el alma.
ResponderEliminarPD: me gusta Rosana y su letra : Sonreír es tan fresco como un aguacero un diluvio de risas cayendo del cielo - Gracias de nuevo Enrique, un abrazo fuerte
Gracias a ti Susana, es un placer y un honor, querida poetisa, verte por aquí.
EliminarAy, ay, la pieza de mi Madrid me emociona, Enrique y el resto...qué decir.
ResponderEliminarPreciosa toda y bendita esclavitud.
Buenos dias desde la cuna del chotis, qué sí!!
Olé y olé, un abrazo, Marga
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