22 octubre 2014
Subía las escaleras de dos en dos y nadie me lo reprochaba, pero ahora sí, aunque sea de una en una. Preguntaba por qué el padre de Pere no venía a las fiestas de Navidad del Colegio y me quedaba sin saber qué entender, cuando me decían que ... "es que es un rojo de mierda, dice el profesor"; ahora, aunque no es lo mismo, también lo dicen en según que colegios. Mi Madre ponía una escudella que me sabía a gloria bendita y ahora si no es en Burger King, no hay nada bueno que comer para los enanos. Antes, saber quien era Don Gil de las Calzas Verdes era de obligatorio cumplimiento para cualquier escolar; hoy, intentando ser positivo ... "nolosé". Guardar las chapas de Martini, por ser más pequeñas que las otras, era motivo de orgullo tenerlas; hoy, lo que es importante ... "tampocolosé". Leonor, que es quien nos contaba todos esos nostálgicos y ejemplares argumentos educativos, se estaba poniendo muy negativamente imposible y todos, absolutamente todos, la escuchábamos con cierta herida nostalgia, pero tuvo que ser Juan, el otro Juan, el Restaurador, el que le echó agua al vino de nuestros recuerdos, rompiendo cualquier lazo con nuestra historia: "Chavales ... os veo viejos, os dejo, me voy a almorzar como nunca lo he hecho y luego me echaré un polvo como los de antes y no me preguntéis con quién, es decir, lo haré con la luz apagada, con quien sea, y luego me iré a la Playa a olvidar que un día fui feliz".
No me negaréis que el contraste entre las nostalgias de Leonor y las vivencias, inventadas o no, de Juan, el restaurador de lujo, no te dan en qué pensar, pero notar que la gente tiene sentimientos, (en la dirección que sea), tiene su encanto y su valor moral, ¿verdad? ¿Somos, aún, niños sin edad?
La vida es como viene y no como quisiéramos que fuera. Ceo que, muchas veces, una cosa lleva a la otra y, aún, no me atrevo a asegurar en que orden vienen ... ambas cosas. Terrible.
Enviado de Samsung Mobile Note III
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¡Cuántos recuerdos!
ResponderEliminarEn las dos líneas finales lo dices todo con veracidad y contundencia. Podrías hacer una entrada solo con ellas.
Me ha encantado, Enrique.
Un abrazo
Tienes razón, María José, gracias, pero hay una parte del existir de esta página que viene a ser como un terapéutico frontón de ansiedades, para mi. De ahí la justificación de la existencia del resto de líneas.
EliminarFeliz día, poetisa.
Yo también quiero subir los escalones de dos y dos como mi niña...
ResponderEliminarY dormir con la pistola de vaqueros debajo de la almohada como mi peque...
De tantos colores somos, amigo mío.
Que apague la luz y que olvide lo feliz que fue, porque pensarlo, a veces duele.
Un par de abrazos, chicos.
Gracias, censura, en el fondo todos somos aquellos niños que fuimos o quisimos ser. Una delicia para el recuerdo.
EliminarNo se que añadir después de lo leído, sólo aplaudiré de lejos. Un 10 amigo!!!
ResponderEliminarme alegra y me preocupa, que no sepas que añadir. me alegra por el 10 y me preocupa porque me he puesto colorado.
EliminarEs que tanto halago puede hacer que te relajes,,,,,,,,jejejej Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Antonio, lo llevaré como pueda.
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