sábado, 22 de noviembre de 2014

Mario y Sara ... una historia de amor



René Magritte: Los Amantes - 1928


22 noviembre 2014


Hacía semanas que no la veíamos y me dio una alegría enorme verla. Los cafés de media tarde, a veces, tienen su aquél. Sara era y es, una cincuentona de muy buen ver y querer, anda y viste como una modelo y se deja llevar por cualquier conversación que sea, mínimamente, culta. Es elegante, graciosa y algo ingenua cuando de buscar pareja se trata pues nunca ha tenido mucha suerte en el amor, ni de casada, ni de soltera. Enviudó a a los cuarenta del que siempre dijo fue el único gran amor de su vida y parecía metida en una urna de cristal desde entonces. Venía contenta, se me acercó y ante un gesto mío de ¿Yesoquehacesaquí ... comotevá?, ella se sentó a mi lado y me dijo:
"Enrique, ¿te acuerdas de Mario?, sí ese chico de Barcelona que hace mil años fue mi primer amor adolescente, pues llevamos tres meses juntos. Ha vuelto a buscarme cuando me encontró en una de las redes sociales y el caso es que hace tres días me pidió ir a vivir juntos. He estado dos días sin salir de casa, pero ayer me fui al apartamento de él y llené su baño con mis potingues, su armario y sus cajones con mis ropas y hasta puse un cuadro de una foto nuestra, que nos hicimos hace un mes en Las Fuentes del Algar, en la mesita de noche. Lo esperé, cuando llegó nos abrazamos, él tenía los ojos mojados y yo no fui capaz de articular palabra alguna. Nos tumbamos en la cama y estuvimos toda la noche mirándonos a los ojos y solo mirándonos, hasta llegar al sueño y lo hicimos sin mediar voz alguna. Mientras lo miraba pensaba que debía inmortalizar ese momento, creí que estaba viviendo el primer día de una gran nueva vida y que al día siguiente mi vida sería otra, sería una vida como siempre la soñé antes de enviudar, una vida feliz. Cuando dejamos de vernos, Mario y yo, lo fue porque a él sus padres lo mandaron a estudiar a Londres y yo me fui con los míos a Castellón. Me casé cuatro años después con un gran hombre y le perdí la pista a aquel noble y querido estudiante al que llegué a querer como a nadie, entonces. Mario nunca se casó, sé que tuvo alguna novia y que desde que me casé dejó de escribirme, pero aún recuerdo, como si fuera entonces, su despedida; Sara, siempre te querré, no lo olvides nunca. Y así, pensando en todo ello, me dormí. El caso es que al día siguiente, al despertar, le dije a Mario en lo que estuve pensando cuando le miraba y él me contestó: Yo también, Sara, llevo casi cuarenta años soñando que algún día tú también me lo dirías".
Parece que, a veces, la ingenuidad es respetada por un amor sincero y yo ... también a veces, admiro a quien pueda y sepa, contármelo.




4 comentarios:

  1. Una bella historia de amor, me he emocionado y he sentido envidia, una envidia sana. Es tan difícil encontrar eso que tienen ellos!!!
    Besotes.

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    1. Tremendamente difícil, detalles. No sé como acabarán, pero es un principio esperanzador o quizás solo sea un largo final, ojalá.
      Feliz noche.

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  2. Y que te voy a decir yo, Enrique, si has contado mi historia..., después de no vernos en 40 años, me buscó en face, nos encontramos, yo divorciada desde los 35 años y él acabado de hacerlo, y hasta hoy, y espero que hasta el final.

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    1. Enhorabuena, Yolanda, por lo que tienes y por lo que deseas, es tremendamente difícl, hoy por hoy, al parecer, sobrevivir en y con, la pareja. Repito, enhorabuena.

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